Estaba ansiosa por llegar al entrenamiento. Me sentía frustrada y necesitaba desahogarme. Los guerreros se inclinaron mientras caminaba hacia el campo. María estaba parada con un par de hombres y me observó mientras me acercaba a ella. Vestía un ajustado leotardo n***o que acentuaba su cuerpo. Sonrió ligeramente cuando di un paso adelante. —¿Estás lista, su majestad? —preguntó María con una ceja levantada. Me miró de arriba abajo. —Sabes que puedes llamarme Jemma —le dije. Encogió los hombros e ignoró mi solicitud. —¿Qué te tiene tan frustrada? Incliné la cabeza. —¿Cómo lo sabes? —No llegas a ser la tercera al mando del reino si no puedes leer correctamente a los demás —dijo con una sonrisa irónica. —Oh, solo vi a Olivia Irwin tocando a mi pareja —gruñí. Ella se rió. —Oh,