Eduardo mira hacia alrededor, al notar que Leticia aún no ha llegado las esperanzas de amor vuelven a resurgir en él, pensando en que hacer para recuperarla, de algo si está seguro y es que Leticia solo tiene que estar con él. —Aun puedo recuperarla, porque no quiero permitir que ella le dé un sí a ese hombre —dice con la voz bastante temblorosa Eduardo, él empieza a mirar hacia alrededor esperando que Leticia aparezca, sin embargo, aún no sucede y simplemente aparece Marcelo, con una gran sonrisa de oreja a oreja. La felicidad que está demostrando Marcelo precisamente es la que más desearía destruir Eduardo, él aprieta sus manos con bastante rabia. Todo al observar al hombre que le está acabando con parte de sus ilusiones. «Ahora solo me siento como un imbécil, tengo unas inmensas