Señor Ansgar ¿Qué es el amor? Parte uno: Capítulo I: ¿Qué tan lejos huirás de mí, señor, H. M?

1012 Words
El sol del mediodía se cuela a través de las persianas entreabiertas, llenando la oficina de Harry con una luz dorada y cálida, los insectos son pocos cosa que no termina por perturbar la calma del trío de muchachos en la oficina. El aire está impregnado de calor y el zumbido constante del ventilador de alguna manera ayuda a concentrar al pequeño ángel de ojos celestes, “Esto es más fácil de lo que pensé”, piensa sonriendo con suavidad mientras termina el último libro contable. El sudor perlado en su frente le hace ver ciertamente atractivo, al menos antes los ojos del joven Pakpom. —Harry, ¿quieres comer algo?, la verdad hacen un calor como para hervir agua sobre el monitor. —Hans, acercándose y arrastrando los pies, observa al de cabellos negros con una suave sonrisa. —Quiero un granizado de mango algo así, me muero. —Qué dramático eres. —suspira y da un teclado para luego levantarse y tomar los hombros de su amigo y zarandearlo con suavidad. —Comamos pato asado con un jugo de mango bien frío. —Por Dios, vas a engordar a ese paso, ¿sabes? —apachurra sus mejillas con pereza. —De hecho estás más cachetón, además de tener el cabello hasta los hombros, ¿no piensas cortarlo? —No…así, está bien. —dice pensativo para luego alejarse. —Vamos, tengo hambre. —Vamos entonces…espera… —toma el teléfono y atiende rápidamente. —Dame unos minutos, es Noir. —De acuerdo. —se deja caer sobre el sofá viejo. Hans, su compañero de negocios y amigo de toda la vida, se enfrasca en una animada conversación telefónica en el otro extremo de la habitación, “Es extraño verlo sonreír estos días, ni siquiera le sonríe a ese tipo que con la mirada le quiere arrancar la ropa”, piensa y suspira negando con la cabeza. Su voz llena de entusiasmo por el hecho de que sus oídos acaban de escuchar que los mercaderes en Belfast han aceptado la inversión a pequeños locales hacen sonrojar sus mejillas y le hacen finalmente sonreír ligeramente, mientras discute los planes futuros con Noir. —Oye, aceptaron la propuesta. —dice rápidamente al azabache que sonreír con suavidad y fingiendo motor por el calor. —Exagerado ya vamos a comer y tomar algo, espera… —Ve a los lejos a Pakpom que mira su alrededor buscando algo, “O a alguien”, sonríe ligeramente y observa a un distraído Harry jugar con sus cabellos. Desde hace algún tiempo, Hans ha notado los gestos sutiles de Pakpom, un colega tailandés, bueno el chico extraño del avión y que ahora se ha convertido casi en familia para el par de fugitivos sin querer serlo. Pakpom parece interesado en algo más que una simple amistad para con Harry, y Hans, bueno se burla de tanto en tanto al ver la evasivas del azabache de ojos celestes constantemente, y sus constantes intentos de acercamiento han puesto a Harry en una situación incómoda más de una vez, que a ojos del ojos cafés es como ver la mejor caricatura del día. A pesar de sus esfuerzos por mantener las cosas profesionales, Pakpom no parece entender las señales de rechazo. Si bien no hay nada de raro en que quiera acercarse a Harry y conquistarlo, en el corazón de aquel de ojos celestes aún existe dolorosamente Ellinore, sí, las mismas que lo miró con desprecio y confusión, al creer por un momento sobre la posible estafa y engaño, que a la final resulto ser de todo menos su culpa. —Ahí vamos de nuevo. —musita el pequeño Hans sonríe con suavidad, para volver a la conversación con Noir. —Lo siento, sí, bueno, respecto al papeleo… Mientras tanto, Pakpom se acerca a Harry con una sonrisa nerviosa en el rostro, sus ojos brillando con anticipación al acercarse dejan en evidencia todos sus sentimientos. —Harry, ¿tienes un momento? —pregunta con suavidad a Harry, qué se atraganta suavemente, tratando de disimular su vergüenza. —C-Claro, Pakpom. ¿Qué necesitas? La verdad ahora voy a salir con Hans… —Entiendo pero… Pakpom parece titubear por un momento antes de reunir el coraje para hablar. Por Dios, hablar con aquel hombre hace desbocar su corazón irremediablemente, ¿y cómo no? Sí, es quizás el hombre más dulce, tierno y honesto que ha conocido jamás. —Bueno, he estado pensando... ¿Te gustaría salir a tomar algo más tarde? Solo tú y yo. La propuesta de Pakpom toma a Harry por sorpresa, “¡No, no, él nunca me ha pedido eso, Dios mío sálvame”, y antes de que pueda encontrar las palabras adecuadas para responder, Hans interviene lanzándose al par y abrazándolos. —Chicos salgamos todos juntos, hoy es la feria de flores ¿Cierto? La risa de Hans llena la habitación, aliviando la tensión del momento. Harry le dedica una sonrisa agradecido. —Parece que sí. Pero creo que tendré que pasar esta vez… me siento muy cansado a decir verdad. —suspira y acaricia su cuello. Hans asiente comprensivo, ciertamente ha estado trabajando el doble al ser los últimos pasos para finalmente volver a Belfast después de un periodo de prueba de 3 meses en Italia. —¿Qué tal si los tres salimos juntos después del trabajo mañana a medio día? Podemos relajarnos un poco y olvidarnos del estrés de la oficina. —Está bien. —De acuerdo, me parece bien, ¿qué tal unos camarones picantes fríos y con fruta? —señala Pakpom, sonriendo animado. La idea suena tentadora, y Harry acepta con entusiasmo. —Te traeremos un poco de la plaza. ¿Bollito, vamos? —Obviamente, cuando se trata de comida todo es permitido. —¿Entonces te puedo besar? —No, nunca jamás, qué asco, eso sería como estar besando a un primo hermano. —Dramático. —rompe a carcajadas. —Vamos, quiero camarón, y compramos a un pato entero al estilo chico, es delicioso y a Harry le gusta mucho.
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