Despierto sintiéndome adolorida, mi cabeza duele un poco, pero sobre todo mis hombros, recuerdo de inmediato lo que sucedio y mi respiración se agita, pero de pronto un abrazo me cubre, conozco su aroma, y siento su presencia, el está aquí, pero Que? durmió aquí. Me separó y lo observo. - Tranquila ya todo paso, es hombre no volvera a hacerte daño... - Tu, te quedaste aquí? El parece asombrado por mi pregunta, pero no lo niega. - Ayer parecía muy nerviosa, así que decido quedarme aquí, cuidando de usted por si despertaba por la noche, se que quizá no estuvo bien, pero yo... El se pone de pie, y parece molesto ahora mismo. - Pediré que traigan su desayuno. El sale antes de que siquiera le agradezca por lo que hizo, pero es que me tomo por sorpresa que estuviese aquí. Las doncellas