CAPÍTULO CATORCE Ceres despertó temprano, se puso de pie y estiró sus cansados músculos a la luz de la mañana, intentado hacer como si se tratara de cualquier otro día. Aunque ella sabía que no lo era. Su vida estaba en juego aquel día. Hoy lucharía delante de miles de espectadores, contra el combatiente de Lucio. Aquel pensamiento llevaba consigo una especie de claridad, porque era evidente que Lucio iba a enfrentarla con un contrincante al que no pudiera vencer. Uno que aseguraría su muerte. Ceres sabía que debía tener miedo, pero ahora mismo se sentía más tranquila de lo que pensaba que se hubiera sentido. Tenía los ojos medio cerrados, sentía el calor del sol sobre ella mientras esperaba. La verdad era que no importaba si moría hoy. Sartes estaría seguro, porque su padre y Anka ib