CAPÍTULO NUEVE Ceres se concentraba, esquivaba, zigzagueaba, intentaba respirar, le salían moratones donde le habían golpeado los palos. El Maestro Isel se enfrentaba a ella en los campos de entrenamiento y ella lo miraba fijamente. Mientras estaba allí, se preguntaba si había hecho bien en pedirle que la entrenara tan pronto. Él parecía haber tenido dudas sobre si estaba suficientemente bien, apenas recuperada como estaba de sus heridas. Pero ella había insistido en volver allí de nuevo, para mejorar, para estar preparada ante el próximo combate. Para caer en el Stade luchando. En el momento en que ella dijo que lo estaba, Isel le tomó la palabra a Ceres y la había presionado más de lo que jamás había hecho antes. Él también parecía saber lo que estaba en juego. “¡Muévete!” gritó. Ce