“Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa”.
Agatha Christie.
Harris lleva a Camile a la sala de interrogatorio:
—Siéntese Sra. Rizzo ¿o será Russo?
—Con tal de no ser Larsen, todo perfecto. Sería terrible que mi amante, tuviese que encarcelarme —responde a manera de broma.
Se sienta, Harris jala la silla y la observa detenidamente. Mientras ella se muerde el labio inferior y enarca como de costumbre su ceja izquierda cuando alguna perversa idea se le ha metido en la cabeza.
—Bien Sra. Almendares, tiene dos opciones, hacemos esto fácil y me cuenta todo lo que ocurrió en el bar o por el contrario, la obligó a hablar.
—¿Se le olvida que tengo derecho a un abogado? —lo increpa Camile.
—No, no se me olvida.
—Entonces, exijo mi derecho. Aunque no nie
