CAPÍTULO XIIIEl ilustre John Yates, ese nuevo amigo de quien hemos hablado, no poseía más virtudes que las de vestir a la moda y gastar, y la de ser el hijo menor de un lord de mediana posición; y sir Thomas seguramente no hubiese considerado nada deseable su introducción en Mansfield. Tom lo había conocido en Weymouth, donde habían pasado juntos diez días con el mismo grupo; y su amistad, si amistad podía llamarse, quedó demostrada y ratificada, al ser invitado Mr. Yates a dejarse caer por Mansfield y al prometer éste que así lo haría. Y así lo hizo antes de lo que se esperaba, a consecuencia de la súbita dispersión de una gran pandilla reunida para hacer vida alegre en casa de otro amigo, el cual había tenido que abandonar Weymouth. Llegó Mr. Yates en alas de la desilusión y con la cabez