AMANDA Era el día siguiente, y mi cuerpo había descansado mejor. Clara había decidido pasar la noche aquí. Insistí, porque según ella, quería regresar muy tarde. Sé que donde vivimos no hay mucha seguridad. A regañadientes, la convencí. —Buenos días —la saludé al verla retorcerse en la cama. —Buenos días, Amanda —se acomoda de forma que se sienta en el borde de la cama—. Aún no puedo creer que te hayas quedado aquí. Pensé que nos iríamos esa misma noche, pero no sé qué pasó en esa conversación. Sea lo que sea, lo hiciste mal. Clara se ha pasado hablando mal de Liam. Sé que no es perfecto, pero después de su confesión, decidí perdonarlo. Sé que no siempre actuamos de la mejor manera. —No empieces —me pongo un pijama holgado y una camisa—. No puedo irme; además, conoces mis limitacione