Un último te quiero

Descomplicación

Mi nombre es Jan Meunier, tengo 35 años recién cumplidos, y soy fotógrafo, mi especialidad es fotografía de moda, siempre me ha gustado estar rodeado de la gente, y en Italia de donde soy oriundo es algo que da dinero. Mis padres son personas muy conservadoras, por eso cuando les dije a qué me dedicaría dieron un grito al cielo, pero la verdad que les hice ver que nada de eso me haría perder mis valores.

No soy el típico hombre de padres con dinero, no, mi familia es de clase media, mi padre aun con sus casi 60 años aún trabaja ayudando a una familia importante con los asuntos contables de su empresa. Mi mamá es la señora de la casa que, hacía algunas cosas manuales para vender, y pues con todo aquello me criaron a mí, soy hijo único, después de mi no pudieron tener más hijos, con mi nacimiento mi mamá sufrió mucho y no pudo volver a concebir.

Soy una persona de pocos amigos, el único amigo que tengo ya se casó, hace algunos años atrás, yo no pude asistir a su boda pues no estaba en la ciudad y otra razón fue que el es de clase alta y pues no me hubiera sentido cómodo con tanta gente estirada viéndome como bicho raro. Él me dijo que no me preocupara por los asistentes, pero no fue lo único que me impidió asistir.

Me inscribí en un concurso para poder acceder a ser el fotógrafo de una campaña publicitaria, no es mi fuerte, pero sin duda alguna se me da bien hacer fotografías de diferentes cosas; me puse a ver el catálogo de la empresa que está haciendo el concurso y de verdad que tienen una excelente publicista, pues es una de las empresas número uno del país, se dice que la dueña es una mujer mayor muy estricta, que no da cara a la cámara, que es fría y muy cortante. Imagino que todo lo que tiene la hace ser como dicen que es.

Aun vivo con mis padres, no por que no haya querido independizarme, sino más bien porque no deseo dejarlos solos ahora que están mayores, quizá cuando encuentre la mujer de mi vida, ya me tocará salir de su lado. No me gustan las relaciones casuales, no soy fan de sexo sin compromiso, eso no va conmigo, si tengo algo relacionado con una cama tiene que ser exclusivamente con alguien que quiera y por la que sienta algo verdaderamente fuerte. No digo que he utilizado métodos convencionales de satisfacción, pues si ha habido momentos en que he tenido la necesidad, pero a medida que el tiempo a pasado las cosas se han tornado diferentes, pues paso mucho tiempo ocupado y no tengo tiempo para pensar en esas cosas.

Los fines de semana son sin lugar a dudas los que le dedico a mi familia, mi mamá suele preparar comidas que no hace entre semana, ya que no siempre coincidimos para almorzar juntos, pues desde hace unos meses acá una de sus amigas le ayudó a que pudiera ser voluntaria en un hogar de acogida, ya hora ella prepara comidas para ese centro, y no está en casa durante el día.

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Mila

Decidí que escogería al fotógrafo por medio de un concurso, y para mi sorpresa se inscribieron muchísimos, con la ayuda de mi mejor amiga y asistente estamos revisando cada uno de los trabajos de los participantes, unos mejores que otros, pero hay uno que verdaderamente me ha fascinado, y una de sus fotografías se me hace conocida, pero a decir verdad no sabría decir donde la he visto.

Katia mi mejor amiga está emocionada por que le dije que había escogido uno de los candidatos, no es de las que le guste estar buscando demasiado algo, ella siempre dice que lo bueno siempre se ve a primera vista, no concuerdo con eso, pero es su forma de pensar y no puedo discutir eso con ella.

Le di todas las indicaciones a mi asistente para que le haga llegar al correo del candidato, espero que sea una persona con la que se pueda trabajar bien, y que más que todo de esos que por ser buenos en lo que hacen exigen más de la cuenta.

- Te dije que la próxima vez que me llamaras te pondría una orden de alejamiento, y de verdad que aun no se quien es que te da a conocer mi número telefónico, pero lo averiguare – habla Mila con molestia.

- Mila, Mila, para personas como yo nada es difícil de conseguir, y puedes cambiar de número telefónico las veces que quieras igual te llamaré – contesto Nais

- ¿Entonces se supone que siempre debo esperar tus inoportunas llamadas? – pregunto Mila.

- Chiquita, sabes que lo único que deseo es que perdones mis arrebatos y deslices, y volvamos a ser la feliz pareja que estuvo a punto de casarse, y claro está ahora si hacerlo, no sabes deseo comerme tu tesorito – espeto Nais.

- ¿Y tú pensaste que llamándome y diciéndome todas esas sandeces yo te diré que sí, caeré rendida a tus pies? – dijo Mila – infórmate bien antes de hablar tanta estupidez, yo no necesito una persona como tu a mi lado, alguien que sin lugar a dudas es lo peor que me puede pasar – declaró furiosa Mila.

- Sabes que, si las cosas no se dan a la buena, se darán a la mala, de eso no te quede duda princesita – habló Nais.

- ¿Y yo debo temer a tus amenazas? – pregunto Mila.

- Eso es algo que tu debes evaluar chiquita, pero siempre obtengo lo que quiero – expresó Nais.

- Antes de cortar esta estúpida llamada, te diré que tus amenazas me tienen sin cuidado, pues con un chasquido de mis dedos tu desapareces de mi vida, y lo sabes, así que limítate a verme de lejos, sin molestar mi vida, pues si soy la que soy de carácter es gracias a ti, y que te quede claro una vez más, prefiero casarme con una mujer que contigo. – finalizó Mila.

La llamada con el idiota de mi ex me dejó exhausta, siempre se roba mi energía el hablar con este tipo, no se en que momento me vine a emparejar con un animal como el, pero a decir verdad es un error que no volvería a cometer, siempre existen hombres que solo lo ven a una como moneda de cambio, para obtener estatus, pero estoy segura que no me volverá a pasar.

¡Que equivocada estaba…llegaría el hombre por el que sentiría muchas cosas juntas, y al que tendría que darle …mi último te quiero!