Me estaba aburriendo estar en mi habitación sin poder hacer nada y teniendo la intriga de qué estaban hablando Leo y mi padre. Me resigné de estar hacía más de 15 minutos en la silla del escritorio dando vueltas como si fuese una niña pequeña. Me levanté cansada y fui hasta la puerta de mi habitación. Escuché que la puerta del despacho de mi padre se abría y escuchaba pasos. Me emocioné, finalmente habían terminado de hablar. Fui corriendo a las escaleras y me quedé estática cuando vi a Leonardo salir corriendo hacia la puerta de entrada. Nos miramos unos eternos instantes. Sus ojos se veían profundamente dolidos, me preocupé por aquella mirada, él nunca me había visto de esa manera. Me di cuenta que intentó acercarse a mí, pero después mi padre carraspeó la garganta. Me volteé a