Me levanté y me acerqué lentamente a él. —Lo siento mucho —bajé mi mirada para pensar bien las palabras que le diría—. Sé que no vas a creerme si te digo que él me besó, pero sí quiero que sepas que no fue mi intención. Él fue quien llegó y empezó a decirme estupideces y yo quería que se fuera y… pasó. Leonardo se alejó de mí y me dio la espalda. Yo no me moví de mi sitio pero sí me volteé para verlo, aunque sea de espaldas. Noté que respiraba pausadamente. No me atreví a decir algo más. Me agarré de las manos como si ellas me fuesen a dar fuerzas. No decía absolutamente nada y miraba por la ventana. Escuché un suspiro por parte de él. Ladeó ligeramente la cabeza, como si estuviera intentando verme, pero a la vez no. —¿Todavía lo… extrañas? Esa pregunta me había tomado desprevenid