Prólogo. Changers
Hacía mediados del siglo XVI la "Peste animal", como decidieron llamarla entonces, un poderoso y letal virus había acabado con la mitad de la humanidad.
De los que sobrevivientes al contagio, aproximadamente un 40% sufrió mutaciones en su ADN. Mutaciones que les otorgaron la capacidad de transformarse en animales a la vez que les concedieron maravillosos poderes: telequinesis, telepatía, piroquinesis, empatía, sanación y precognoción, entre otros.
Luego de eso, tiempos oscuros asolaron a la tierra que quedó dividida en dos razas con capacidad de raciocinio: los poderosos changers y los humanos.
Los humanos temerosos y recelosos de esta nueva r**a, intentaron asesinar a los changers y en una horrible guerra de razas que asoló a toda la tierra los changers -gracias a sus nuevos poderes y capacidades- salieron victoriosos, relegando a los humanos al servilismo y la sumisión.
Con el correr de los años éstos se agruparon en packs o manadas según sus especies a lo largo y ancho del planeta, desterrando a los humanos de sus familias y solo emparejándose dentro de sus propias razas y especies a través de un lazo inquebrantable que los une en cuerpo, mente y alma, para toda la vida. El mating.
Cuenta la leyenda que los antiguos tuvieron mates humanos pero de eso pasaron cientos de años y en la actualidad solo forma parte de los mitos que aún se conservan entre los changers.
En éstos días la posibilidad de emparejarse con un humano es casi nula, algo que no ha sucedido en siglos.
Con su dominio, los changers acumularon riquezas y poder. Aunque con el correr del tiempo fueron perdiendo gran parte de sus poderes, aún conservan lo más importante: su capacidad de transformación y la fuerza brutal de los animales, aparte de velocidad, sagacidad, vista, oído y olfato increíbles. Y por supuesto, su poderío sobre los humanos que quedaron en el escalón más bajo de la pirámide.
A pesar de todo, algunos humanos consiguieron ascender a la sombra de los changers, logrando riquezas y acumulando poder también.
Muchos changers creen que pertenecen a la r**a superior, pues piensan que por su parte animal son más nobles y puros, desconociendo completamente su parte humana. Estos tildan a los humanos de codiciosos y ambiciosos, seres viles y avariciosos que solo han traído a la tierra miseria y destrucción hasta que ellos tomaron el poder.
Muchos humanos aún pretenden recuperar el control del planeta que por derecho creer poseer y están convencidos de que les fue arrebatado por esos sucios animales, lo que naturalmente les pertenece.Y estarán dispuestos a hacer lo que sea para recuperarlo...
Las instalaciones, que constituían un laboratorio secreto formado por un conglomerado humano poderoso, estaban siendo atacadas. Gerome, un simple hombre del servicio de limpieza se escondió debajo de una mesa metálica dónde se encontró a una científica que él ya conocía de antes.
No era particularmente atractiva, aunque Gerome era un hombre felizmente casado y tenía una hija...bueno, en realidad ninguna porque su hija había muerto repentinamente de manera muy reciente. Aunque aún le costaba pensar en ella en tiempo pasado. La niña simplemente se desmayó y no volvió a levantarse, tenía solo unos meses. Y eran tan pobres que ni siquiera pudieron darle un entierro adecuado. Solo la enterraron en el jardín del complejo de apartamentos de los suburbios en los que vivían, junto a humanos pobres como ellos, por la noche y a escondidas como si se tratara de un simple perro y no de su beba.
La científica era una mujer pequeña, que apenas alcanzaba el metro 60 y lo único significativo era su cabello increíblemente rubio, casi blanco.
Luego era muy delgada, tenía rasgos comunes, ojos marrones y unas gafas para ver con gran aumento. Mientras las balas volaban, tanto él como la mujer que se llamaba Eva si su memoria no le fallaba, se estremecían con el ruido de explosiones y cristales rotos.
La mujer tomó su brazo con fuerza, y recién ahí notó que aferraba una especie de paquete envuelto que se movía.
— ¿ Gerome no? ¿ Tú nombre es Gerome? —. Ella gritó para hacerse oír por sobre el impacto de las balas. Él solo asintió con la cabeza.
— ¡Toma, huye, llévatela! — dijo y le dió el paquete. Era una bebé, rubia de un par de meses, con unos ojos increíbles de color lavanda que lo miraban fijamente.
— ¿Qué es esto, es tu hija??? ¡No puedo simplemente llevármela!
La mujer lo vió con los ojos cargados de lágrimas. ¿Cómo podría explicarle a un simple hombre del aseo lo que significaba esa criatura?
Ella era en todo sentido perfecta, y no iba a permitir que esos hombres la tuvieran de ninguna manera. Era única en su especie, literalmente.
Ella colocó a la niña en brazos del varón humano. Aunque no era suya, se había usado parte de su ADN humano, y no podía evitar sentir cierto cariño hacia ella, jamás lo había podido evitar aunque era muy buena disimulando.
Puso a la criatura en brazos del hombre y le dió un beso en la frente. A pesar de las explosiones la bebé no lloraba, como si supiera que debía de permanecer callada. Ella se agachó y murmuró,
— Sé libre — le dijo aunque no sabía si podía escucharla. Igualmente la bebé esbozó una sonrisa pero cuando vió sus lágrimas hizo un puchero con sus labios —.Ella no es mía...pero ahora es tuya...debes cuidarla y jamás permitir que esos hombres la tengan...
Gerome nunca había accedido a esa parte del laboratorio. No sabía bien que hacían allí ni quería saber. Desde el primer momento, creyó que había algo turbio en ese sitio, pero ¿bebés?. Si hubiese sabido que ese laboratorio experimentaba con bebés nunca hubiese accedido a ese trabajo. Incluso dentro del hambre tenía cierto código moral.
Todo había comenzado cuando buscaban sujetos de prueba para una nueva droga. Nunca le dijeron bien de que se trataba y él era disléxico, apenas había terminado el colegio. Su mujer no estaba en una situación mejor. Así que simplemente firmó sin saber bien para qué estaba dando su consentimiento.
En el seguimiento posterior que le hicieron, le ofrecieron trabajo allí y claro que accedió.
Él trabajaba en lo que conseguía, no tenía nada fijo hasta que llegó ese trabajo.
Gerome no sabría que en realidad el trabajo era parte del experimento. Al ser de los pocos sujetos que habían tolerado bien la droga querían tener un control más estrecho sobre su persona. Claro que con lo que se avecinaba todo eso estaba a punto de terminar.
—Pp..pero...n..no puedo...
— Pareces un buen hombre, y se qué tu hija murió hace poco...solo llévala y hazla pasar por tuya. Yo destruiré absolutamente todo, pero primero crearé una distracción así puedes huir...
— ¿ Pero cómo sabes lo de mi hija, y está niña quién es? — preguntó él horrorizado —.¿Y porqué nos están atacando?
La mujer tomó el rostro de él con firmeza.
— Es un Comando Changer — ese comando era un grupo de élite militar, que básicamente se ocupaba de operaciones encubiertas. Eran más que la policía, más que el swat y que los militares ordinarios, eran los hombres que oficialmente hacían el trabajo sucio para los changers. Operaciones paramilitares, espionaje, inteligencia, etc. Gerome se puso pálido
—Lo sé y lo siento, no sé cómo dieron con nuestro laboratorio — dijo ella gritando por sobre el sonido que no cesaba. Se suponía que el lugar era secreto y estaba a resguardo de ellos —. Y con respecto a ti...— ella suspiró con pesar —...yo no me ocupaba del experimento que se llevó a cabo contigo, pero éste trabajo, todo...ellos te controlaban, para saber tu evolución de cerca... Yo trabajaba próxima a la persona que se ocupaba de...tu seguimiento...— por un momento las explosiones habían parado— también hay cámaras en tu casa, búscalas y deshazte de ellas, la gente del laboratorio logró filtrarse en tu apartamento...— ella hizo una pausa — No puedo decirte más, es todo lo que sé sobre ti...y ésta niña...— dijo y miró por última vez a la bebé — Ella es el futuro Gerome, pero ahora también es tu bebé...