Narra Amanda. Mí cita con Santiago fue maravillosa, me llevó a cenar a un restaurante muy elegante. Teníamos muchas cosas en común, pero no me sentía atraída por él como me atraía mí jefe. Fue una gran sorpresa saber que eran amigos, me di cuenta que el mundo era demasiado pequeño, o quizás era el destino el que me quería jugar una mala pasada. Intercambiamos números para seguir comunicados, de vez en cuando hablaba con él, quedamos de salir de nuevo después que regresará de un viaje de negocios en el extranjero, no quería aceptar, pero él era demasiado dulce para decirle que no, desde entonces han pasado tres semanas, de las cuáles la tención entre mí jefe y yo era más difícil de soportar, en ocasiones me veía de una manera deseosa, él había cambiado últimamente, tantos con sus hijas com