Capítulo 6

806 Words
Cameron fue el primero en salir del edificio con una sonrisa victoriosa, rápidamente anunciaron su victoria y lo empezaron a rodear para felicitarlo. Cuando salí me acerque a una caja donde deje mis armas y esas cosas, suspirando trate de quitarme la pintura de las manos, pero me fue imposible, definitivamente sería un reto quitarla de mi cabello. De momento sentí unos brazos rodearme la cintura y una cabeza en mi hombro. —¡E—i—der! —Pronuncio la voz de Nine. —No separas las vocales — Le dije tratando de quitar sus brazos. —No me importa, siempre has sido más alta que yo—Murmuro presionando su frente en mi espalda. —¿Eider? —Escuche que dijeron mi nombre. Fije mi vista al frente encontrándome con Brais, Taylor, Oliver y Luca, este último con el ceño fruncido. —¿Quién? — pregunto Nine mirándolos. —¿Exactamente, que eres de Eider? — Pregunto Luca con una sonrisa incomoda. —Soy muchas cosas de ella, desde un hermano hasta un amante— Dice lamiendo mi mejilla. —¡Nine, maldita sea! — Grite empujándolo, haciendo que se apartara. —Sabes a pintura— Saco su lengua— ¿La tengo rojo? — Pregunto aun con la lengua fuera. Rodé los ojos y me crucé de brazos. —Si— Dije mirándolo. Nine rio y se fue saltando como un niño pequeño. —¿Es el hijo de una profesora? — Escuche preguntar a Oliver —No sé— Dijo Luca— Se ve muy joven. Reí volteando a verlos. La verdad es que cuando conocí a Nine por primera vez creí que era un niño perdido. —Tiene 20 años, y está en segundo de arqueología — Le dije con una sonrisa. Esperando sus reacciones. El rostro de los chicos fue un total poema —Tiene retraso— Dijo Taylor con cara de entender la situación. —También creí eso, pero solo actúa— Murmure— Iré a bañarme. Les informé empezando a caminar, no pude avanzar varios metros cuando una chica castaña se interpuso en mi camino. —Hola, mi nombre es Jey, y soy parte de la fraternidad Chibi Tou— Dijo sonriendo. Levante una ceja esperando que continuara. —Y… queríamos saber si quieres unirte — Dice sin perder la sonrisa. —No, gracias— Respondí rodeándola y siguiendo mí camino. La escuche bufar, y en menos de unos segundos la volví a tener al frente, haciendo que volviera a detener mi paso. —También contamos con actividades, como en las semanas de vacaciones tenemos permitido ir de campamento o una fiesta, obtendrás beneficios si te unes. Iba a decir algo, pero un grupo de chicas de cinco o seis se acercaron a nosotras. —¿Te unirás? — Pregunto una peli rosa. —Soy la presidenta— Dijo una rubia— Mi nombre es Lala. Estuve a punto de responder, pero nuevamente me interrumpieron, solo que esta vez se trataba de Paris y su grupo de amigas. —Háganse a un lado marginadas, ella se unirá a la nuestra— Dijo Paris mirándolas con desprecio. ¿Por qué quieren que me una a sus fraternidades? —¿Eh? Ella no se unirá a un prostíbulo— Dijo Lala cruzándose de brazos. —Ay, estas así porque no te dejamos unirte— Dijo Sunny, una de las chicas que siempre esta con Paris, haciendo que las demás empezaran a reír con burla. Lala chasqueo la lengua, pero eso no la detuvo a intercambiar un par de insultos con ella. Genial, las marginadas me quieren en su fraternidad al igual que las Barbies. Aprovechando la situación decidí escabullirme hasta poder llegar a mi habitación, en el cual no se encuentra Luchia, que suerte. Cuando cayo la noche, me acosté en mi cama, y por algún motivo, recordé cuando conocí a Nine. (…) —¡Q-quiero cambiar! — Le dije cuándo entre al club de teatro. En la sala del club de teatro solo se encontraba el presidente por lo que, al verlo solo, aproveche para hablar con él. —¿Cambiar? — Pregunto observándome, dejando a un lado unas hojas que leía. Asentí y me acerqué un poco. —Ya no quiero ser así. —¿Te refieres a ser dulce y amable con todos? — Pregunto sonriendo Asentí tragando saliva, cerré los puños y bajé la mirada sintiéndome expuesta. —Estoy cansada, no quiero que me pisoteen. Todos creen que pueden hacer conmigo lo que les den en gana, pero me duele, no tengo amigos, nadie está para mí, y cuando yo no quiero algo me insultan. Sentí una mano acariciando mi cabeza. —Está bien, ¿Cuál es tu nombre? —Eider— Susurre. —Eider, te ayudare a cambiar, mejor dicho, te enseñare a actuar. 
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