3/ Nadie me corre
Ana
Llegué a casa, tome alguna de mis cosas, le expliqué a mamá, ella ya quería llar puerro explicación de dónde iba su hija cosa que no deje que haga por supuesto. —Mama estaré trabajando según ley por 1 mes, no tendré día libre, pero si logro tenerlo vendré ok.—
—Hijo, debes llamar, debes hacerme saber que estás bien ok.— Me despido de ella y me voy el muelle, está a unas cuadras de aquí tomate un bus para no estar sola en la calle y con la maleta no es seguro. Voy hacia la para mi madre me acompaña. —¿Y es guapo? —
—Si algo, pero creo que está tan amargado que hasta feo se debe ver —
—Pobre chica hija. —
—Pobre el ciego que es pobre y aun así debe salir a la vida, él lo tiene todo y no lo aprovecha. — llega el bus me subo saludo a mi mamá tal cual colegiala. Espero esto valga la pena en mi cabeza, hago planes de lo queda, debo ahorrar para vivir sola y mis cosas más. Al llegar al muelle veo un gran yate, no era para menos y voy hacia allí. Ya que no veo ninguno más con las luces encendidas. Al llegar un hombre está con unas cuerdas. —Hola, disculpé, busco a la señora Mabel. — Él me mira con mucho desagrado. —La señora Kalim.—
—Este... Si supongo que ese es su apellido. — en eso llega un auto muy lujoso y veo que la señora Mabel baja de él. Camina hacia mí y me saluda. — Bueno lista. —
— Sí. — la señora llama al hombre malhumorado para que tome mi maleta. Él lo hace, pero no muy feliz. Si no al yate. —¿Ya cenaste? — me pregunta la señora. —No, pero no sé preocupé, estoy bien. — bien hambrienta pienso, ya que amo comer y entre tanto corre, no pude comer más que un sanguche. — Excelente porque Isak tampoco a cenado le dije que llevaba la cena del chef del yate. —
—Si excelente. —
—Ana tienes alguna duda algo que necesites saber. —
—Si solo tengo una pregunta él antes de esto ¿Era feliz? —
—Si lo era. — La señora habla del, cosas que debo saber me da sus números me deja un móvil para que ella siempre está conectada conmigo me explica las comidas que le gustan donde pido las cosas para el mercado se nota que están todas las comodidades para que no salga casi de la casa. Llegamos luego de más de 2 horas a uh muelle lejos, no mucho se ve una casa, que digo una casa, una mansión hermosa grande llena de vegetación, pero muy solitaria, como él. Al bajar el chico que me recibió de muy mal humor en el muelle baja todo tomo mi maleta para que no cargue por mí, pero él me la quita y la lleva con las demás, subimos a un auto, miro todo camino a la casa, pero en menos de 10 minutos ya llegamos.
—Buena Ana estamos aquí entendiste todo ¿verdad? —la miro y abren la puerta del auto. —Si señora. —bajamos, entramos a la casa, una señora nos abre por lo que veo no estaré sola con él. —Bienvenida señora ¡que alegría! —la señora lo dice, pero con una cara de pena que asusta. —Hola Nuri ella es Ana la que se encargara de Isak desde ahora. —
—Está segura señora miré que ...—la tal Nuria no pudo seguir hablando, ya que una voz desde las escaleras se escuchó. —Nuria que va a pensar la gente dirán que no soy alguien fácil de cuidar, según mi madre soy un niño con niñera nueva por lo que veo.—nadie dice nada y él vuelve hablar. —Se nota que o soy bueno para los chites, ya que no veo es, obvio lo más extraño es que nunca hablado de que una mujer cuidaría de mí al menos pensé que seria hombre y así poder pelear más a gusto.—
—Isak hijo no estés a la defensiva de verdad ya lo hablamos. —su madre es muy tierna al hablar con el. —Si lo hicimos y como resolvimos que si alguien llegaba tú te ibas mejor será que lo hagan y llévate a Nuria que cada vez que le hablo noto como salta en su lugar del susto.—
—Hijo, me iré mañana quiero...— el mueve su cabeza no puedo dejar de observar lo hostil que es con su madre.
—¿Como digite que te llamas? —pregunta él mirando hacia donde estoy, aunque sé que no me ve. —Ana.—le respondo. —Señor. —dice el dejando un silencio incomodo— digo debes decir, Ana señor, eso es lo que soy.—no digo nada, ya que de verdad está más amargado de lo que opinaba. —Bueno mamá…—
—Hijo traje la cena de verdad, no me iré. —él baja de las escaleras y tratando de caminar con normalidad llega a tobar la puerta que esta detrás de notarás el paso entre nosotras casi sin notarlo. —Madre gracias Ana, sabrá como darme la cena en la boca, creo que eso si lo sabe hacer adiós. —
—Hijo. —ella trata de que el no la corra pero no lo veo doblegarse. —Adiós mama o el trato queda sin efecto y ni la tal Ana ni tú se quedan. —ella me mira y a Nuria.
—Está bien como quieras. —ella se encamina a la puerta, no me dice nada y cartera en manos se marcha fúrica tras ella una Nuria que corre hacia no sé dónde y a los segundos la veo con cartera y maleta en mano lista para marcharse me quedo allí parada junto a mi maleta y viendo como los paquetes están en la mesa, ya que según la madre del cenaríamos. La veo subirse al auto y el de un portazo cierra la puerta, me quedo allí mirándolo y no puedo crear que sos ojos miel sean tan bruscos. Su pelo desordenado algo ondulado, un cuerpo muy obviamente cuidado y un arma que no es a perfume alguno, sino que a hombre.
—Listo ya terminaste de mirarme. —abro mis ojos como lo sabe?—No solo ...—él me interrumpe. —Mira le dije a mi madre que si, pero mañana llamaras dirás que te tire con una taza lo que gustes y muy ofendidas dejaras el trabajo y así ni tú vives un infierno ni yo debo soportarte ok.—lo miro y cuando estoy por aceptar recuerdo algo, a mí nadie me corre.
4/ Algo mas que n mi dolor
Debía irse, este era el deseo de mi madre o mío, y la verdad me hice a la idea de tener alguien que estuviera detrás de mis pasos día y noche, pero un hombre no ella.
Desde que estuve en la escalera su aroma a jazmín y otra puta flor invadió mis narices haciendo que no pudiera recibir el saber que ella estaba aquí. Aun este frente de mí, lo sé y seguro me mira como esos cachorros que recatas de la calle.
—Que haces allí parada frente a mí no lo se ve tírate al mar si quieres, pero mantente lo lejos que puedas de mí.—voy a encaminarme a la piscina, pero su voz me detiene.
—No me iré, ni mañana ni pasado su madre me contrato y que sea ella la que me despida y por más que quiera evitarme ese don no lo tienen todo el mundo, ahora dejaré mis cosas, arreglaré la mesa y cenaremos, te quiere comer genial, si no quiere lo haré sola porque ni yo ni nadie dejara de vivir por usted. —noto como ella se encamina hacia lo que se es su recámara, pero al pasar por mi lado la tomó del brazo aún sé cómo tomara una insolente.
—No sé que te dijeron de mí, pero es mucho peor de lo que creó, aquí no debes rescatar a nadie ni creas que será una lucha, se hagan feliz al ciego. —ella se suelta de mí muy rápido y se nota agitada, quizás enojada . —Vine a trabajar si usted es feliz o no me da igual. —dejo que se marche y subo a mi habitación, no llamaré a mi madre como un niño que se quede si quiere total haré como si no existiera.
Cierro la puerta muy fuerte para que sepa que esto no será un dulce cuento de hadas. Me meto en el baño, saco mi ropa, dejaré que el agua fría trate de calamar lo inútil que me siento cundo esto pasa. El agua recorre mi cuerpo, imágenes del mar llegan a mi cabeza y recuerdos de como en ocasiones hacía tan mía las olas que ni el mismo Poseidón podía competir conmigo. Mi vida feliz me atormenta, me cal come como si debiera saber que eso no volverá mi madre que me recuerda con cada acto, lo inútil que soy y mi padre que demuestra con su agencia que de verdad arruine su vida.
Salgo de la ducha, tomo la toalla y me envuelvo y tomo la de mano para secar mi pelo noto como el pelo me molesta ya llegando a mis pestañas no es que me obstruya la vista pero es molesto. Salgo de allí camino con cuidado hasta mi cama y tomo la ropa que antes de que mi madre llegara estaba lista para poder darme una ducha. Se nota que ya es noche estoy cansado y hambriento. Me visto y salgo siempre camino tocando la pared, no uso bastón ni ninguneadas de esas mamadas.
Todos cree que estoy enfermos, porque no acepto que estoy ciego, se pueden ir muy a su puta madre, ya que ni ellos saben ni sabrán. ¿Como aceptar que vivirás siempre en la noche? Es estúpido cuando te dicen que puedes llevar una vida normal, feliz, feliz era antes, cundo no dependía de nadie solo de mí. Al bajar escucho ruido de vajilla en la cocina y recuerdo que dijo que ir a comer luego de organizarse. Camino hacia ella o al menos donde viene el ruido y me detengo al llegar a la puerta.
—Llévame la cena al comedor. —le ordeno. —Pienso que sería más práctico comer, aquí somos dos para que tanto despegue. —frunzo el ceño es muy atrevida. —Yo comeré en el comedor, tú en donde te plazca. —me doy media vuelta y me encamino al comedor. Llego, saco una silla y me siento esperado, me sirva. Escucho paso y noto por el sonido que está colocando la mesa, el aroma a comida llega a mí es pasta con boloñesa exquisito si es del chef del yate. En eso escucho ruido, frente a mí y su voz se hace presente. —Provecho. —cierro mis ojos y lazo un suspiro molesto. —¿Comerás aquí? —pregunto serio. —Si, tú digite donde me plazca y eso hago, ahora déjame comer que tengo hambre y con apetito soy peor que tú.—escucho como ella comienza a comer, pero también siento que me mira. Comenzó a comer ella lo hace igual, todo está en mi cabeza, pero me siento muy observado. —De verdad cree que no sé que me miras. —le digo mientras tomo agua. —Se llama delirio de persecución. —lo dice con un tono de burla, lo se. —No sé lo que es, tú eres muy metiche e insolente. —
—Lo sé por lo que veo, nos estamos conociendo y si quieres la pasamos bien y si no quieres la pasaras mal porque ni tú ni nadie hará que pierda mi trabajo. —
—Qué pena me da la niña pobre. —yo también sé cómo búrlame de ella, lo que no sabe es que si esto será una guerra no seré el que la pierda. —No diré lo que pienso, creo que eres bueno imaginando cosas. —no le respondo, solo comeré, pero es tan molesta que ya cundo estoy terminado, ella sigue comiendo, pero me levanto bruscamente arrastrando la silla hacia atrás, —Te lo haré lo más difícil que se pueda. —camino hacia afuera y ella tras de mi grita.
—¡Lo mismo digo! — Me voy busco la banqueta que está frente al mar, mi fondo o patio trasero es el mar en el dejo que mis lágrimas se camuflen para que nadie me vea llorar. Cuando llegue aquí este era mi refugio, mi santuario, pero ahora es mi cárcel. Puedo pasar horas escuchando el mar, las gaviotas, el viento, las olas chocando en las piedras. Pierdo la noción del tiempo. —Te traje café, ¿quieres? —su voz a mi lado y el aroma a café me dice que es algo así como una ofrenda de paz, la cual no sé siquiera. —Si solo para que ya me dejes en paz. —extiendo mi mano para que me des café, pero nada pasa. —¿Mi café? —
—No te lo daré, ya que sigues en ese plan tratemos de que esto sea algo cordial a los menos mira que no estoy aquí porque mi vida fuera mala, tengo una hermosa vida solo que no tengo unos papás que me lo den todo. —
—Es ocres de mí que me lo dan todo. —
—Qué más da lo que piense si ni sabes que pienso o que pasa estás tan sumergido en ti que no ves que esto no únicamente te ayuda a ti, sino que, a tu mamá, a mí económicamente, no emocional, claro está. —cierro mis ojos es verdad todo se centra en mí. —Me das mi café, por favor. —ella coloca la taza en mis manos y tocó las suyas, ese calor extraño no es de la taza, es su piel.
—Ahora me sentaré y si quieres únicamente miramos el mar ok. —sé que apenas lo dijo ya se arrepintió. —¡Lo siento! —dice muy apenada. —No está bien, tu mira y yo escucho. —tomo un sorbo de café y no digo nada, estamos, así como por 20 minutos. —¿Puedo hacerte preguntas y tú a mí? —
—No, ya que no te quedaras, buscaré la forma de que te vayas de verdad, no me gusta la compañía. —
—¿Por qué? —pregunta ella mirándome, porque siento el peso de su mirada. —Tengo muchos porque, solo que no tengo ganas de decirlos ni a ti ni a nadie. —
—Te lo pediré de este modo, necesitó el trabajo. —
—Le diré a mi madre que te ubique en otro lugar. —de verdad si es por el trabajo no la dejaré sin él, pero no aquí no así quiero estar solo. —No necesitó este trabajo, necesitó estar sola lejos y tratar de olvidar el dinero, me importa claro que si,, pero no todo es tan perfecto en ocasiones.—
—Un amor, eso pasa tranquila. —se lo digo sabiendo que duele como la mierda. —Si seguro que, si duele, pero acaso sabes el dolor de un aborto. — El mar únicamente es testigo del dolor que sentí en sus palabras, no todo era malo para mí, tam