— Disculpe, primero tengo que llamar a recursos humanos… — La recepcionista intentó esconder su expresión de sorpresa y desagrado, al tiempo que se volteaba para tomar la bocina del teléfono. — Está bien. La recepcionista llamó y al cabo de unos minutos, apareció taconeando una mujer elegante y hermosa, quien miró a Megan de arriba para abajo con una expresión llena de rabia. — ¿Tú eres? — Preguntó la mujer, sin presentarse, revisando el interior de una carpeta que llevaba en la mano. — Yo… Soy… Megan Smith. — Respondió ella, algo nerviosa. — ¡No lo puedo creer! — La mujer volvió a dirigirle una mirada a Megan, con una mueca despectiva, como si sintiera asco. — ¡¿Tú eres la chica que viene recomendada?! — Eh… Yo… Eso creo… Una amiga de mi hermana… Ella… — Balbuceó Megan, sintiéndose