El clímax llegó para ambos, quienes, en medio de un gruñido y un gemido, estallaron. Así se quedaron, Albert estaba sobre Megan, recostando todo su peso en sus esculpidos brazos, ambos se observaron por un rato, con la respiración agitada. Él notando pequeños detalles en las facciones de ella que no había visto antes y ella, preguntándose de quién eran esos ojos verdes que había visto en su mente. Una extraña sensación abrumó a Megan, ¿qué había sido ese recuerdo?, ella había podido jurar que esos ojos, esos ojos verdes que ella recordó por un instante, eran los de Albert. O por lo menos eran muy parecidos, casi idénticos. Albert se tiró a su lado, abrazándola, acercándola a su cuerpo, besando con suavidad su cabello, la cien, su oreja, dándole a Megan un montón de pequeños besos que