Fue como una revelación. Megan entró con algo de inseguridad en cada paso, sonriendo tenuemente al ver a la distancia a Albert esperándola, mientras que él seguía estático. Albert se había prometido a sí mismo no volver a pensar en eso, pero en ese instante, era imposible que la idea no pasara por su mente: «Ella se parece mucho a aquella mujer» sopesó, recordando aquel apasionado encuentro de hacía más de cinco años con la otra Megan. Para los ojos de cualquier otro hombre, esta Megan Smith lucia como una mujer común, como lo que era, una asistente sin mucha gracia, vestida elegante y algo arreglada, eso es todo. Pero para los ojos de Albert, ella se veía diferente, hermosa, con un aire a esa Megan del pasado que habría sido el amor de su vida, él no quería compararlas, pero en ese in