Capítulo 3. ¡Un idiota cruel!

797 Words
Incrédula de sus palabras dijo: —Él te ayudó mucho en tu negocio, estuvo siempre ahí para ti. —Mi querida Camelia, eres un poco ingenua; pero no te culpo… —¡Eres un idiota… —Shh… querida no grites, ¿sabes?... me esforcé por controlar todo y manipular a tu hermano… es tan débil. Camelia, en un principio pensó en hablar seriamente con él, pero sus palabras le dolieron el corazón y, este hombre tenía otras ideas en su cabeza. —Bueno, si quieres salvar a tu padre, solo acepta ser mi amante y lo dejaré ir. Al escucharlo se quedo inmovil, este hombre es tan cruel, como podía pedirle tal cosa tan descaradamente. Camelia apretó su mano en puño y gritó: —¡Eres un idiota cruel! ¡Nunca seré tu amante! —Bien, busca un buen abogado. —¡Contratare al mejor! con eso ella colgó la llamada. La chica cayó pesadamente en el sofá, como su madre había escuchado toda la conversación gritó: —¡Es un maldito desagradecido… Argh! —se sentó al lado de su hija y la abrazo por los hombros, dejándose caer en su regazo. —¿Y ahora qué hacemos? —Buscaré una solución mamá. ella se incorporó y, bajó un poco para darle un beso en la cabeza de su madre. al hacerlo la mujer se dió cuenta del saco que había dejado a un lado del sofá, pero no le pregunto nada; observando a su hija como recoge aquel abrigo; se guardó sus palabras para sí misma. **** Mientras caminaba de un lado a otro, observaba su teléfono celular y, la tarjeta que le había dado Blake Williams el día anterior. “W.Company” Dudando si llamar o no, respiro profundo tomando el valor para hacerlo, marcó el número. La llamada se conectó pero para su sorpresa era una mujer. —Hola, buen día… —contesta con vacilación. —¿Está el señor Williams? le pregunta dudosa. —Si, se encuentra en una reunión ahora mismo señorita, pero podrías dejar tu mensaje. Camelia, se quedó en silencio por un momento. —Em… no, nada… bueno… dile que Camelia Miller lo ha llamado, gracias. balbuceo, sin esperar respuesta ella colgó, dejando a la joven del otro lado de la línea, atónita. Camelia, se sentó pesadamente en su cama. —¿Debería ir?... bueno, me ha dado su tarjeta y tengo su abrigo. pensativa se levantó y entró al baño para prepararse, en el camino llamó a su mejor amiga Leah Jhonson, para encontrarse esa misma tarde en el café. Al llegar al gran edificio, Camelia caminó con total naturalidad hasta la recepción, presentándose y con la tarjeta en mano, la mujer hizo un par de llamadas; sin contar que el señor Williams la rechazaría. —Lo siento señorita Miller, no puede pasar. —Pero él mismo me ha dado su… —Lo sé, pero eso no significa que pueda dejarte pasar, lo siento. Camelia, dándose por vencida se dio media vuelta y salió del edificio con la bolsa en mano y tiró la tarjeta a la basura. —Gracias por nada, señor Williams. susurro con desprecio, observando el gran edificio; volvió a su auto y tiró la bolsa a los puestos de atrás. En el café Leah, al ver a su mejor amiga la saludo con entusiasmo. —Me alegra poder verte. —A mi igual, no te vi esta mañana en la escuela de Artes, pensé en llamarte pero me ocupe. —Mhm… tuve que pedir permiso. Ella notó el rostro triste de la joven y, frunció el ceño. —¿Qué te sucede? Sin poder ocultarle a su amiga nada de lo ocurrido, no perdió el tiempo de contarle todo. —Te dije que no era un buen hombre… —Lo sé, me lo advertiste muchas veces y simplemente no te escuche. murmuró bajando la cabeza y golpeándose con el borde de la mesa. —Ya, Cami, no te lastimes. —Solo me reprendo a mí misma. —No hay necesidad de eso, ¡eres afortunada! —exclama emocionada —, Sabes que lo eres… Blake Williams no se acerca a ninguna chica. Camelia la miró con su ceño fruncido. —Bueno, no sirve de nada. —¿Cómo de que no? —Fui… a buscarlo… —Espera, ¿fuiste a buscarlo? Camelia da un asentamiento de cabeza afirmando a la pregunta de su amiga quien quedó atónita. —¡Jaja, eres realmente increíble! —Nah, no sirvió de nada; ya te lo dije… por eso vengo a ti. Leah, sabía perfectamente que este hombre es realmente excepcional, y no puede darse el lujo de ofenderlo. —¿En que podría ayudarte? —Usando las conexiones de tu padre, para poder encontrar un buen abogado.
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