Para Naomi, las palabras de Nathan fueron como si una espada atravesara su pecho, hasta lo más profundo de su corazón, ya que lo que ella más anhelaba por todos estos años era ser la esposa y señora de Nathan Donovan. Sin embargo, para el rubio quien sabía que Naomi estaba perdidamente enamorada de él, decirle sobre lo del matrimonio no lo importó en lo absoluto; más bien, pensó en que estaba haciendo bien en comentarle sobre el asunto para mantenerla informada. La relación con Nathan y Naomi era tan vacía, que ni siquiera pretendía comentarle sobre lo de la muerte de su padre, y que lo de la boda con Sabrina era una farsa. Así que, terminándose de abotonar la camisa miró detenidamente a la pelirroja y con voz desinteresada le respondió: —Si, como lo escuchaste, me voy a casar la hija de