Nathan, luego de la pequeña discusión que tuvo con Sabrina, se fue muy molesto a su habitación porque no tuvo razones como para maltratarla o hacerle algún tipo de maldad. Por otro lado, el hombre lo que más detestaba en la vida era que lo rechazaran; por lo que, estando acostado sobre su cama pensó en que maneras sometería más a la chica. —¿Qué idiota como se atrevió a rechazar mi comida, eso no me gustó para nada. Já pero para la próxima la obligaré. Mientras que Sabrina, estaba batallando por dentro porque en realidad ella odiaba con toda su alma cuando se perdía comida, ya que, por un tiempo fue voluntaria dándole clases de inglés a pequeños en una aldea africana en Kenia-Nairobi y muchas partes donde vio una extrema pobreza. —Debes ser fuerte Sabrina, Nathan es muy malo contigo.