Mientras camino con mi esposa por los pasillos del hospital puedo darme cuenta de que es respetada más aún de lo que sabía, es ella la mujer por la que incendiaria al mundo y al universo si algo le pasara. Me encanta esa sonrisa mientras me habla de sus primeros pacientes y lo nerviosa que estaba, dios su risa es tan… tan. —¿Entonces qué opinas?— me le quedo mirando ¿qué me dijo? —¿No me pusiste atención?. —Lo siento— bajó la cabeza mirando al piso —Lo estaba haciendo, pero tu sonrisa me distrajo y después me perdí pensando en cómo me encantaba que sonrieras cuando hablabas de tus pacientes y como amaba tu risa, bueno me perdí en algún punto de la conversación. —Vaya quien diría, que una directora y médico reconocida tuviera ese tipo de distracción— me dice sarcásticamente —Que le pued
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