Jasón no podía apartar la mirada de los tres fantasmas que estaban frente a él. Sus ojos estaban desorbitados, y sus manos temblaban ligeramente. Dió un paso hacia atrás, casi tropezando con una mesita de café.
– ¡¡Fantasmaaaas!! –. gritó, señalando con el dedo mientras su respiración se acelera. – No, no, esto no puede ser real. Yo me largo de aquí –.
Se giró hacia la puerta, decidió huir, pero en cuanto tocó la perilla de la puerta, un viento frío lo envolvió, y la figura imponente de Abel apareció frente a él. Sus alas blancas brillaban débilmente bajo la tenue luz de la sala.
– No puedes irte, Jason King –. dijo Abel, con voz profunda y calmada. – Lo que has visto no puede deshacerse –. No hay vuelta de hoja.
Jasón retrocedió un par de pasos, con la boca entreabierta y los ojos fijos en el Arcángel.
– ¿Quién... quién demonios eres tú? ¿Qué está pasando aquí? –. balbuceó, señalando de nuevo hacia los fantasmas.
– Yo soy Abel, el Arcángel. Estos tres están bajo evaluación. Tu capacidad para verlos es porque estoy aquí. Ahora, debes quedarte y escuchar. Esto ya te concierne –.
Antes de que Rocío pudiera responder, Abel alzó una mano, y un silencio incómodo se apoderó de la sala.
—Debemos hablar de las reglas —declaró Abel, mirando directamente a Rocío.
—Yo no le dije nada —. se apresuró a responder ella, casi en tono defensivo.
—Eso lo sé —. replicó Abel, asintiendo lentamente—. Pero el descubrimiento involuntario rompe con una de las condiciones que se te impusieron.
Rocío apretó los labios, mientras Jasón los miraba a ambos como si estuvieran hablando un idioma desconocido.
—¿De qué están hablando? ¿Qué reglas? —. preguntó Jasón, cruzándose de brazos.
—Eso no importa ahora —dijo Abel, desviando la mirada hacia él—. Lo único que debes saber es que lo que has visto debe quedarse entre nosotros.
El rapero arqueó una ceja, incrédulo.
—¿Y qué pasa si hablo? —. preguntó, desafiante.
—Como ella está obligada a negar abiertamente ante lo que digas… Te tomarán como un loquito —. respondió Abel, con una sonrisa apenas perceptible que le heló la sangre a Jasón.
Rocío, que había estado observando todo con los brazos cruzados, suspiró.
– Jasón, cálmate, primero ve a sentarte. No voy a mentirte; esto es lo que es. Pero ellos no son peligrosos –. dijo, señalando hacia los fantasmas.
Jasón se llevó las manos a la cabeza, rascándose mientras se hunde en uno de los sillones de la sala.
– Esto no tiene ningún sentido. Rocío, ¿me estás diciendo que llevas viviendo con... ellos? ¿Todo este tiempo? –.
– Algo así – respondió ella, encogiéndose de hombros. – La verdad es que nunca pensé que alguien más los vería.
Hans, el fantasma más alto y corpulento, levantó una mano en un gesto conciliador.
– Tranquilo, chico. No te vamos a hacer daño. Ni podemos, aunque quisiéramos –. dijo, con un intento de sonrisa.
Emilio, el fantasma de aspecto más formal, ajustó la corbata que llevaba como si eso tuviera algún propósito en su forma etérea.
– Permítanme decir que no soy responsable de que se sienta incómodo. Yo mismo no entiendo del todo cómo llegué aquí –. comentó, con un tono algo distante.
Israel, el más joven, observaba todo en silencio, con una mezcla de curiosidad y melancolía en sus ojos.
Rocío sacó su teléfono y marcó rápidamente antes de salir a la cocina.
– Jasón, quédate donde estás. Voy a llamar a Jeremy. Esto ya es demasiado para manejarlo sola –.
Mientras esperaba que Jeremy contestara, Abel se dirigió a los fantasmas.
– Lo que acaba de ocurrir rompe una regla importante – explicó Abel, cruzándose de brazos. – Nadie fuera de Rocío debía conocer su existencia. Pero como Jasón descubrió esto por accidente, la situación es distinta.
– ¿Y eso qué significa? – preguntó Jasón, aún con los nervios a flor de piel.
– Significa – continuó Abel – que ahora estás involucrado. No hay marcha atrás.
Rocío colgó el teléfono, regresó de la cocina y se dirigió a todos.
– Jeremy está ocupado en un juicio, pero vendrá tan pronto como pueda. Mientras tanto... Jasón, conócelos –.
Israel dio un paso adelante, con las manos en los bolsillos de su chaqueta etérea.
– Supongo que debería presentarme. Soy Israel Méndez. Y bueno... antes de llegar aquí, estaba muerto –.
– Ya lo noté – replicó Jasón con un toque de sarcasmo y obviedad.
Israel esbozó una media sonrisa, pero rápidamente su rostro se tornó serio.
– Lo raro es que... cuando Abel me trajo de vuelta, recordé algunas cosas de mi vida pasada. Pero hay huecos. No puedo recordar cómo morí, y tampoco sé por qué a mi mamá le negaron algo y sufría tanto –.
Las palabras de Israel parecieron calar hondo en Jasón, que inclinó ligeramente la cabeza.
– Eso... eso suena duro, bro – murmuró.
Abel, que había estado observando la interacción, añadió:
– Estas lagunas de memoria son parte de su evaluación. Todos aquí tienen asuntos pendientes que resolver –.
Emilio se adelantó, ajustándose nuevamente la corbata.
– En mi caso, sé que mi nombre es Emilio Soto. Pero más allá de eso, estoy igual que Israel. No recuerdo quién era en vida ni cómo acabé aquí –. explicó, con un toque de frustración en su tono.
Jasón lo miró con más atención, sus ojos se abrieron como platos.
– ¡Espera! ¡Tú eres Emilio Soto! El tipo del banco, el que murió en ese accidente de avión hace unos días –.
Emilio frunció el ceño, claramente afectado por la información.
– ¿Accidente? – cuestiona, como si tratara de procesarlo.
– Sí, salió en las noticias – continuó Jasón. – Fue un gran escándalo. ¿No lo recuerdas? –.
Emilio negó con la cabeza.
– Nada. Es como si todo lo relacionado con mi vida pasada estuviera detrás de una puerta cerrada –.
La atmósfera en la sala se volvió más tensa. Abel, con su presencia imponente, pareció captar el cambio en el aire.
– Jason, esta es la realidad con la que Rocío ha estado lidiando. Y ahora tú también formas parte de ella – dijo, con gravedad.
El rapero soltó un largo suspiro, apoyando las manos en las caderas.
– Está bien. Si estoy metido en esto, al menos quiero saber más –.
Continúa Abel – Resulta que hay una persona que busca hacerle daño a esta joven, la misión de ellos tres es impedir que suceda –.
– Sobre esta persona ¿no será mi padre? –. preguntó Jasón con curiosidad.
– Ten por seguro que no lo es, es alguien que tiene mucho poder y una razón de peso para cargar con esta joven –. dijo Abel.
– Pero ella no es capaz de hacerle daño a nadie, siempre es callada y no le es una molestia ni le estorba nadie –. replica Jasón.
– Esto es algo que ahora te concierne en tener que protegerla –. Abel señala a Jasón. – Ahora que tienes conocimiento sobre este asunto tu deber queda… –. Interrumpe Jasón. – Sabiendo de esto o no, no debe haber nada que me obligue a darle su protección, simplemente lo hago por que es mi amiga, y siempre contará con amigos que la protegerán –. Abel se detiene y asiente al saber que no se equivocó de persona.
– Perdón por asumir que ya tienes la responsabilidad, si hay algo que pueda responderte, pregunta –. Aprovechando la oportunidad, Jasón pregunta sobre algo cimentado en la razón por la que está aquí. – Mi padre me pidió usar mi carrera artística para lavar dinero ¿eso me llevará al infierno? –. La pregunta acertada que hizo Jasón lo condujo a responder.
– Las acciones de los vivos no aplican como criterios para juzgar sus almas cuando terminen sus vidas, las leyes humanas sólo son asunto de los humanos y las leyes divinas sólo son asunto de las deidades –. Responde Abel mientras abre un portal y señala a Rocío. – Te agradecería si surge el apoyo para recuperar sus memorias, son la clave para el éxito de su misión, comenzando por el apoyo que sugiere tu amigo –. Seguido entra al portal y este desaparece.
– ¡Alucinante! y eso que no me drogo –. dijo Jasón con ése grado de ironía.
Jasón se quedó mirando al vacío unos segundos, como si estuviera tratando de ordenar un caos mental. Un parpadeo de recuerdos pasó por su cabeza, y de repente, algo lo hizo reaccionar.
– ¡Eso es! –. exclamó, levantándose de golpe del sillón. – ¡La niña! la niña de hace rato que... –. su voz se apagó por un momento, mientras las piezas encajaban. – ¡Y Enrique, el hermano de esa niña! –.
– ¿Te refieres a Estela? –. Rocío lo miró con cara al entender, pero se cruzó de brazos, esperando que explicara.
– Hace rato, cuando los trajimos a su casa... –. dijo, como si su mente finalmente hubiera tomado forma de pensamiento coherente. – La niña esa, que te preguntó por tus fantasmas. Y lo más raro de todo es que ése tipo... –. Jasón hizo una pausa, pensativo. – Es él, el que estuvo en el programa de Bananito Sudaca. No puedo creer que no lo haya conectado antes. ¡Es el tipo que quería hacer fama a costa de las apariciones! –.
Rocío lo miraba sin decir nada, y se dio cuenta de que el giro que había tomado la situación ya era más de lo que ella misma podía procesar.
– ¿Qué propones? –. preguntó con calma, sabiendo que lo que viniera ahora tendría coherencia.
– Necesito tu laptop –. dijo Jasón sin dudar, levantándose y mirando a los tres fantasmas que lo observaban desde el otro lado de la habitación. – Sé que no es lo que esperábamos, pero si hay algo que pueda darme más respuestas, es esto. Si voy a involucrarme en este lío, al menos quiero entenderlo.
Rocío asintió sin decir nada más y se levantó para ir a buscar la laptop. Jasón observó cómo se alejaba, sintiendo una mezcla de nerviosismo y urgencia. No podía escapar de todo lo que había descubierto, pero ahora sí tenía algo que lo hacía querer saber más.
Cuando regresó con la computadora, Jasón comenzó a teclear rápidamente. Los tres fantasmas se acercaron y se acomodaron de una manera que intentaba no interrumpir, pero evidentemente, todos estaban tan intrigados como él.
– Aquí está –. murmuró finalmente, señalando un enlace de un video en el que Enrique, en calidad de invitado, se mostraba junto con Bananito Sudaca en una típica y exagerada exposición para la televisión.
Hizo clic en el enlace, y el video comenzó a cargar. La pantalla de la laptop mostró las típicas imágenes de terror fabricadas, y enseguida los tres fantasmas se inclinaron hacia la pantalla con mayor atención.
– Este es el video –. dijo Jasón, señalando una escena donde Enrique se encontraba antes en el altercado ocurrido fuera de esta casa con Rocío molesta y Jeremy golpeando al camarógrafo antes de romper esa cámara. Un espectáculo patético, sin duda. – Es de cuando fue invitado al show de Bananito Sudaca. En ese entonces, parecía ser el "gran cazafantasmas".
Poco a poco, la escena del video se volvió más intensa, con los típicos efectos de sonido estridentes y luces parpadeantes que caracterizaban la farsa del programa justo en el momento del altercado. Pero cuando la cámara fue tirada hacia el suelo, algo hizo que Jasón detuviera la reproducción.
– Espera, espera –. dijo, pausando el video. – Mira ahí –. señaló, acercándose más a la pantalla. – Es él, Emilio. No hay duda.
Emilio frunció el ceño, mirando la imagen con incredulidad. A pesar de que la cámara mostraba claramente lo que parecía ser su figura entre las sombras, él simplemente no podía conectar lo que veía con lo que sabía de sí mismo.
– No... No puede ser –. murmuró Emilio, mirando la imagen de él mismo en la pantalla, sin comprender cómo pudo haber estado allí sin saberlo. – Eso... no tiene sentido. No... Yo no recuerdo nada de eso. ¿Cómo podría...? –.
Jasón se cruzó de brazos, observando el desconcierto de Emilio.
– Lo entiendo, bro –. dijo con una sonrisa irónica. –. Pero, ¿por qué te sorprendes? Estás muerto, y lo que sea que hayas hecho en vida no parece importar mucho ahora. Lo que es evidente es que ya mucha gente más lo sabe. Enrique te está usando para montar este circo.
Los tres fantasmas intercambiaron miradas, mientras Rocío observaba el video en silencio, esperando alguna reacción. Pero pronto, la búsqueda se desvió hacia otro tema.
Jasón cerró el video y empezó a buscar más información en línea, esta vez centrado en Enrique. Después de un par de clics, apareció una página con un par de fotos ridículas de él, mostrando cómo hacía payasadas en distintos lugares "embrujados", siempre intentando generar miedo artificial.
– Mira esto –. dijo Jasón, señalando la pantalla. –. Este tipo se dedica a hacer el ridículo en busca de fama. Aquí lo vemos explorando una fábrica abandonada, haciendo el show de siempre mientras se grita como loco. ¿Este es el tipo que se cree tan importante? –.
– Y qué se siente que tú no lo conozcas si es famoso como tú –. Rocío suspiró replicando esta dicotomía de la fama mientras los fantasmas no parecían tan sorprendidos. Hans murmuró algo en voz baja, pero Jasón ya no estaba tan interesado en su reacción.
Seguido Jasón busca la noticia de su muerte e información sobre Emilio. – Viejo mira, eres tú ¿seguro que no lo recuerdas? –. dijo Jasón señalando a Emilio.
En ése entonces Emilio se queda mirando y leyendo el artículo y la información sobre su persona a su vez que le pide que suba, o baje el texto conforme vaya leyendo.
– Yo te creo, creo que es verdad, pero lamentablemente me es imposible tener un recuerdo en la información que me das –. dijo Emilio sin poder recordar nada.
En ese momento, el teléfono de Rocío sonó. Ella levantó la mano pidiendo calma mientras descolgaba.
– ¿Sí? –. dijo, mirando a Jasón antes de escuchar.
La expresión de Rocío cambió al instante.
– ¿Jeremy? –. preguntó, visiblemente molesta.
Después de unos segundos de silencio, Rocío colgó el teléfono, frustrada.
– No puede llegar, está ocupado con el juicio. Pero... –. Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas. – Dijo que es muy grave, y que sintonice el canal 23 –. Algo raro está pasando frente a la sede principal del Banco Benemir.
Jasón frunció el ceño, claramente confundido.
– ¿Un juicio? ¿Y qué tiene que ver eso con el Banco Benemir? –. preguntó, mirando a Rocío.
– No lo sé, pero dijo que lo veríamos por la televisión –. respondió ella, cambiando de canal. – Veamos qué está pasando.
La pantalla de la televisión pronto mostró imágenes de una manifestación enérgica, con gente gritando consignas a los guardias de seguridad y a la policía. En medio de la multitud, Jeremy estaba allí, con el rostro tenso y decidido, en conjunta alianza con la turba molesta.
Rocío y Jasón observan en silencio la televisión mientras ponen atención al enviado corresponsal en vivo de este noticiero...
“El Juicio contra el Banco Benemir fue motivo por haber desalojado a una familia de su casa sin siquiera una prórroga causando indignación sobre los cuentahabientes que pagan su casa a este banco, la manifestación presenta que ya no es opción dialogar debido a que los abusos de esta entidad financiera han marcado precedentes sobre la población en general. El abogado a la defensa de esta familia, Jeremy Wong, declara públicamente alegando que él no es el principal responsable de la manifestación ni de los disturbios que están sucediendo, el gobernador en turno no se atreve a desplegar a los elementos de seguridad pública gracias a que su reputación se mancharía de no ser por las próximas elecciones”
Algo estaba claramente sucediendo en la manifestación, y sin duda, Jeremy atrapado en ello, y no llegará a como acordaron.
Entre las imágenes vistas en televisión sobre las personas involucradas, se enfoca a una mujer totalmente desconsolada, víctima del desalojo del banco, esto concentra particularmente la atención de Hans – Victoria… –. murmuró al reconocerla.
CONTINUARÁ ------->