Mientras caminábamos por los pasillos vacíos mi tío iba a paso veloz, casi corriendo. Mientras yo solo caminaba rápido.
Cuando llegamos a lo que parecía su oficina el entro y justo hay había un hombre de unos 25 años aproximadamente. Este al vernos sonrió.
—Buenos días, director. Llega tarde como siempre, el subdirector tuvo que dar el discurso de bienvenida como siempre. Los alumnos están en sus salones, y ya empezaron clases — Dijo el hombre sin nombre.
—Que bien, James. Ella es Eider, la estudiante nueva— James fijo sus ojos en mí y sin parar de sonreír me saludo con la mano.
—Hola, es un placer. Mi nombre es James y soy el secretario del director que es tu tío.
—Yo soy Eider y el placer mío —Me presente sonriendo— Lamento que mi tío sea así, se cayó de chiquito unas tres veces. No entiendo como puede ser director.
—Si ¿Verdad? Solo alguien realmente estúpido trae a su sobrina a un internado de hombre.
—Al fin alguien que me comprende —Dije conmovida.
—Estoy aquí ¿Saben? — Suspiro cansado— Ya siento que voy a desmayarme. Dale las llaves de su locker y habitación. También llévala a su salón. —Dijo mientras se acostaba en un sillón.
—Si, vamos Eider.
Asentí. James tomo dos llaves y me las entrego.
—La gris del Locker, azul cuarto — Me dijo.
James tomo una de mis maletas y empezó a caminar. Tome mi bolso y mi otra maleta, siguiéndolo.
—Puedes pedirle a alguno de tus compañeros que te enseñe el internado.
—Oh, no te preocupes hace dos años vine aquí con mi tío en vacaciones. Se le habían quedado unos papeles — Dije recordando la vez que me pasé todo el verano en el internado.
—Ah, sí. Te recuerdo — Habías ayudado con el papeleo de tu tío.
Asentí con la cabeza, a pesar de que no podía verme
Como estaba detrás de James pude apreciar su trasero. Ese pantalón crema y ajustado hace que se vea caliente.
—Llegamos— Salí de mi ensoñación al escuchar la voz de James.
Sonreí nerviosamente pasando una mano por mi cabello. Ladee la cabeza al notar que estábamos frente a una puerta. Mire alrededor notando que habíamos llegado al edificio donde están las habitaciones.
—Llegamos, ¿Recuerdas el camino? — Asentí, él no se podía enterar de que le veía el trasero en vez de prestar atención a mi alrededor— Bien.
Use la llave para abrir la puerta, luego me dejo entrar con el atrás mí. Al entrar pude notar las paredes verde vómito, y también que había 3 camarotes, donde uno de los colchones estaba vacío mientras que los otros tenían cosas encima.
—El tuyo es el vacío, tus compañeros están dando clases. Si gustas puedes faltar hoy y caminar por la escuela. Como es el primer día no se hace nada — Se encogió de hombros.
—Claro— Asentí mirando el resto de la habitación.
—Bueno, te dejo. Debo hacer algunas cosas.
Me despedí con la mano mientras el salía cerrando la puerta tras él.
Suspire. Este cuarto es realmente grande para 5 personas, aunque así es mejor no me gustaría estar en un espacio pequeño con 5 hombres.
Luego de ordenar mis cosas decidí salir a explorar mi entorno. Si, tal vez encuentra a mi tío y pueda empujarlo por las escaleras.
Solo bromeo.
(…)
Ya cuando toco el timbre de salida anunciando el final de la jornada de clases no sabía dónde me encontraba, había caminado un montón con solo unas manzanas en mi estómago. Me moría de hambre, y necesitaba comida.
Tarde unos 20 minutos aproximadamente en llegar a mi edificio. Cuando al fin entre ya había algunos chicos por ahí y estos me miraban raro, como si fuera alguna especie de bicho, o que se yo. Me encogí de hombros sin tomarle importancia, cuando llegué a mi cuarto abrí con la llave y entre dándome cuenta de que ninguno de mis compañeros había llegado.
Camine hasta mi cama que era la del camarote del medio, mi cama es la de arriba. Luego de tomar unas cosas entre al baño.
Me quité el uniforme y me di una ducha no sin antes haberle puesto seguro a la puerta. Mientras me duchaba me pareció escuchar el picaporte de la puerta siendo movido, me asome, pero no se movía, seguramente intentaron entrar. Seguí con mi labor hasta quedar satisfecha.
Me puse ropa casual, tomé mi uniforme y salí del baño.
—¿Por qué nuestro compañero tiene un sostén? — Pregunto un chico de cabello rubio que tapaba sus ojos. Quien por cierto estaba en mi cama revisando mi mochila.
—De seguro es un obeso que los necesita para sostenerlas— Dijo otro de cabello n***o mientras miraba su celular.
—Y vaya que los necesita— Fije mi vista en un chico de cabello castaño claro que estaba sentado en su cama quien al parecer ya había notado mi presencia.
El chico rubio volteo a verme, sorprendido lanzo un pequeño quejido soltando mi sostén y prácticamente se lanzó hacia la cama de alado.
Alce una ceja.
—Agradecería que no tocaran mis cosas— Empecé a caminar hasta mi cama escuchando un silbido de asombro por parte del pelinegro.
—Parece que este año no será tan aburrido — Dice apartando la vista de su celular.
—Taylor…— Murmuro el rubio como si estuviera regañándolo.
—Que molestia.
Subí hasta mi cama por las escaleras y al sentarme decidí presentarme.
—Mi nombre Eider.
—Lindo nombre, yo soy Cameron y si quieres pasar un buen rato llamarme— Dijo el castaño claro.
—Taylor, lindura— Dijo el pelinegro dándome una sonrisa seductora.
—O-oliver y lamento revisar tu bolsa— Dice el rubio sin mirarme.
Los observe a los tres, comprendiendo sus personalidades.
Oliver es el tímido, lo note porque lo eh pillado mirándome y cuando volteo hacia él se tapa con la sabana. Cameron es el PlayBoy ya que no deja de decir cosas con doble sentido y Taylor es el chico malo por lo cigarrillos que están en su cama y la chaqueta de cuero negra.
Sí, me metieron en un cuarto con un montón de bichos raros y eso que faltan dos más.