Suspire mientras colocaba una mano en mi cabeza. Aun no lograba procesar lo que mi tío decía, literalmente acabo de llegar de un vuelo de 6 horas, mi humor no es el mejor, y el que me reciba con tal noticia, no lo mejor.
Antes de todo, déjenme ponerles al tanto de la situación.
Mi nombre es Eider, una variante del nombre Edward, el nombre de mi padre. Se pronuncia como se lee, no es Adrien ni Aider. Aunque realmente no me molesta como lo pronuncien.
Tengo 17 años, y acabo de llegar a casa de mi tío. Quien se suponía debía inscribirme en mi Internado soñado, pero no lo hizo.
—¿Cómo que se te olvido inscribirme? — Pregunte tomando asiento, y mirándolo fijamente.
—Sabes que me preocupo por tu futuro, Eider —Murmuro, posiblemente asustado por mi reacción.
—¿Y? —Insistí.
—Todos los internados e institutos ya no tienen cupos para nuevos estudiantes —Dijo rápidamente, como si me importaran los otros internados.
Solo me importa uno.
—¡¿Cómo quieres que estudie mi último año?!— Le grite al borde del colapso, ya no quería darle mas rodeos al asunto, estaba totalmente clara que no me había inscrito.
Estuve 6 horas en un estúpido avión, todo para al fin poder estudiar en el internado para chicas “Rosas Renacientes”. Ese siempre fue mi sueño desde que estudie en secundaria y ahora que estoy en preparatoria esperaba al menos poder estudiar mi último año en aquel internado.
Pero me toco las peores de las suertes. Quien tuvo el error fui yo, al confiarle algo tan importante a mi tío, si hubiese aplicado para una beca no tendría que pasar por esta penuria.
—Tengo una solución —Dijo mi tío, intentando salvar la situación — ¿Escuchaste del Internado Espadas de Alta mar?
—Es el internado hermano de Rosas renacientes, pero este es para hombres —Le dije, no entendiendo a que quería llegar.
—De seguro sabes que soy el director – Asentí, desconfiada.
—Dime que no es lo que estoy pensando— Murmure, cerrando los ojos y lamentándome.
—Te pudo inscribir— Dijo alegremente
—Un estúpido internado de hombres— Volví a gritar — ¿Quieres que me suceda algo?
—Nadie hará eso, tendrás un trato algo especial por ser la única chica — Dijo con orgullo, como si eso resolviera todo.
—¿Única chica? No hay otra mujer— Afirme — Tipo profesoras o en administración.
—No— Aseguro— Todos son hombres — Dijo como si no hubiese problema en ello.
—Claro, ¿Por qué no? Inscríbeme en el maldito internado de hombres — Grite caminando por el pasillo, al llegar a mi cuarto grite desde la puerta— ¿Por qué no? — Grite sarcásticamente mientras cerraba de un portazo.
—Bien, mandare a hacer tu uniforme— Le escuche gritar.
Suspire. Mi tío tiene un apartamento a unos cuantos kilómetros del internado de hombres. Eso explica por qué el nerviosismo de mis padres cuando venía hacia acá, o el raro comportamiento de mi tío cuando llegamos e hizo que me acomodara para charlar conmigo, por un momento creí que me diría que consiguió a una mujer y que no quería incomodarme con ella por aquí.
¿Por qué me tiene que pasar todo eso?
Deje a mis mejores amigos para cumplir mi sueño, aunque en realidad huía de ellos, pero ni eso me sale bien.
Maldigo el día en el que mi tío olvido inscribirme. Me estuve esforzando por tanto tiempo para tener las recomendaciones, siempre tuve el puntaje, pero eran muy importantes las recomendaciones.
Me sentía realmente frustrada.
Desde mi habitación escuche como mi tío hablaba por teléfono y caminaba de un lado a otro, hasta que le escuche gritar mi nombre.
Abrí la puerta y salí de mi cuarto. Ya cuando estuve cerca de él me cruce de brazos y puse una expresión de molestia esperando que hablara.
—Buenas noticias, Eider. Eres la estudiante 678 del Internado, ¿Feliz? — Pregunto mientras sonreía.
—Quita esa sonrisa, Henry. Que sigo molesta. —Dije sabiendo que el faltaba el respeto, pero mi molestia era más grande.
—Es malo tener rencor —Dice ignorando el hecho de que lo llame por su nombre.
—Rencor mi trasero. — Susurre para que no me escuchara.
—Ignorare lo grosera que estas, y te diré lo que vas a hacer. Como sabes es un internado de hombres.
—¿De verdad? No me había dado cuenta. —Dije fingiendo ingenuidad.
—Silencio— Me apunto— Ya mandé a hacer tu uniforme, tendrás que ponerte una venda para cubrir tus pechos.
—¿Disculpa? — No podía creer lo que me decía.
—No podrás ser la única chica, me metería en problemas. — Dijo como si hace un rato no hubiera hablado de mi trato especial.
Reí sin gracia pasando una mano por mi cabello a la vez que hacia un sonido con la lengua.
—Escucha, Henry. Yo no quiero estar es ese internado a causa de ti, ni mucho menos harás que finja ser hombre. No sé cómo le harás, pero yo vine aquí para estudiar, ese estúpido internado es la única solución asique será mejor que busques una manera, ¿Comprendes?
Henry asintió visiblemente intimidado y empezó a marcar en su teléfono. En mi familia soy la segunda prima mayor y por lo tanto la más temida, después de mi prima Cosmic.
A ella en realidad no le interesa lo que pase en las reuniones familiares, siempre está leyendo un libro.
Me pregunto cómo le ira en su internado. Me encogí de hombros y miré a Henry hablar por teléfono, y finalmente luego de unas cuantas llamadas y algunos gritos de mi parte, al fin se pudo lograr.
—Listo, le explique la solución.
—¿Qué les dijiste? — Pregunte alzando una ceja.
—Que te enviaríamos a Rosas renacientes, pero por problemas estarás en Espadas de Alta Mar. —Dijo sin entrar en muchos detalles, y yo no pregunte.
Suspire, es obvio que los jefes de mi tío no podían saber acerca de su incompetencia, y al parecer es la única solución para este problema.
—Bien— Dije finalmente.
Henry sonrió y volvió a marca en su teléfono, para luego hablar por él.
—¿Hola? Habla Henry, cambio de planeas, crea un uniforme femenino con similitud al de hombre. ¿Crees que puedas?
La otra persona hablo mientras mi tío asentía.
—Claro, te enviare sus medidas— Rodé los ojos— Para el lunes, ese día empiezan las clases. Perfecto— Colgó.
—Listo, Eider.
—¿Mis medidas? — Pregunte con una ceja alzada.
—Sí, los uniformes son a la medida. Prepárate desde el lunes empiezan las clases.
Asentí un poco calmada y algo alegre, por no tener que esperar un año para poder retomar mis estudios. Hoy es viernes, faltan dos días para empezar mi nueva y rara vida.