¿Era posible culpar a las hormonas del embarazo por los celos que sentía? Ojalá fuera así, porque no había otra manera de explicar lo intensos que eran esos sentimientos. Enzo no le devolvió la sonrisa a Aura, sino que simplemente frunció el ceño, con una expresión neutra. De repente, me di cuenta de cuánto amaba esa cara inexpresiva, más que cualquier otra cosa en ese momento. Aura también lo notó, porque rápidamente bajó la mirada hacia sus papeles antes de continuar: —Bueno... últimamente se te ha visto mucho acompañado por una mujer. No sólo en Chicago o aquí, sino también en Burdeos. ¿Quieres decirnos algo al respecto? Así que ahora todo el mundo sabría que yo era la mujer al lado de Vicenzo Miller. —Es mi novia. Nos conocemos desde hace tiempo, pero siempre hemos mantenido nues