Anoche fue increíble. Aparte de que Patty y Yara estaban completamente borrachas y yo, por supuesto, no, la pasamos increíble. Ahora las dos estaban tumbadas en los sillones exteriores del yate, quejándose de sus terribles resacas desde hacía como media hora. Me alivió ver que las pastillas para el dolor de cabeza que les di empezaban a hacer efecto. Pasamos la noche a la intemperie, algo que me pareció increíblemente romántico. Un escenario perfecto que también me gustaría vivir con Enzo. ¿Qué me estaba pasando? Necesitaba controlarme. Cuando por fin me desperté bien, busqué mi celular por todos lados. No recordaba dónde lo había dejado, aunque no había bebido. Durante la búsqueda, lo encontré dentro del yate. Aquí no puedes perder nada porque, si lo haces, te pasas horas buscándolo.