Capítulo 8. Nuevo amigo.

1226 Words
Me puse de acuerdo con la secretaria sobre la posibilidad de hacer las prácticas en el centro de rehabilitación, donde trabajaba Tatiana, pero me dieron de tutor otro médico, explicando que doctor Ferreiro ya no se dedicaba a la tutoría de los futuros médicos. Pero no descarté encontrarme allí con él y hacerle algunas preguntas, creyendo ingenuamente que me prestaría un poco de su tiempo. Estaba entrenando a mis niños y me encontraba muy feliz y animada. Ya estaba en el vestuario cuando sonó el teléfono. No tenía ninguna duda, de que era Timoteo -"Sabelotodo". - Sí, ya acabé los entrenamientos y casi estoy saliendo del vestuario del centro. - Dije y ni siquiera miré a la pantalla. - Es bueno que hayas empezado tu trabajo. Así que estás mejor, - dijo una voz familiar en el otro lado de la conexión. - ¿Iván? - pregunté y tragué la saliva. Incluso, sin verlo, solamente oír su voz, hizo acelerar mi corazón, saltaba en mi pecho, como un pájaro en la jaula. - Te prometí que llamaría para saber de tu estado, - respondió y oí su respiración fuerte. - ¡Gracias! Estoy bien, - no era lo que quería decirle y callé, buscando las palabras adecuadas. Él no pronunciaba nada y yo tampoco. Sólo escuchábamos la respiración el uno del otro por miedo de decir algo mal o incorrecto. Él fue primero, quien rompió ese silencio que amenazaba con pasar a un modo incómodo. - Tú quieres, - dijo Iván, y mi corazón ya estaba gritando, "¡Sí, te quiero!", pero escuché, - cenar conmigo. - Sí, por supuesto - contesté, apenas contenía las emociones. - Entonces llegaré en una hora a tu casa, - dijo rápidamente. Aquí es donde recordé de mi promesa a Timoteo. - No, hoy no puedo, ya tengo una cita, - me disculpé. - ¿Mejor mañana? - Bien. Te deseo que pases una noche divertida, - me pareció, que él dijo con un tono grosero y colgó el teléfono. "¿Está celoso?"- pasó por mi cabeza. Me senté en el banco e intenté calmarme. Si él está celoso de mí, entonces siente algo por mí, así que tengo la oportunidad de ganar su corazón, que es mío. porque estamos casados en dos ocasiones. ¡¡Dios mío!! ¡Otra vez me lleva en el lugar equivocado! "¡Olvídate de este disparate, no pasó nada, nunca fue el Príncipe, el Príncipe sólo existe en tu imaginación! ¡Ve a ver a Timoteo, te está esperando! ¡Y él es real! ",- ordené yo a mí misma y salí del vestuario. Cuando salí, al principio no vi nadie, pero en un segundo un coche caro llegó a la puerta y de él salió «el hacker más guay de la ciudad». Me dio la mano y se acercó.  - ¡Hola! - ¡Hola! ¿No vives mal, ¿eh? - dije sonriendo y señalé un medio de transporte que costaba más de lo que me pagaron por la indemnización. - Lo intento, - sonrió y me abrió la puerta invitándome a entrar en el coche. - ¿A dónde vamos? - Si no te importa, al restaurante de un amigo. Es un excelente chef, - propuso Tim. - No, no estoy vestida para el restaurante, - me negué al mostrarle mis vaqueros, mi cazadora de cuero y mis zapatos de deporte. - No te preocupes, es un restaurante informal. ¡Mírame! Yo tampoco llevo smoking, - sonrió. De hecho, estaba vestido de forma muy democrática, y los moratones a dos lados de la nariz aún se veían. - Está bien, te avergonzaré a ti, no a mí, - bromeé. - De eso no tengo miedo, porque última vez soy yo quien era echado del restaurante con deshonra, - se rio Tim. En ese momento recordé que yo tampoco salía de aquel restaurante con mis piernas, sino en los brazos fuertes de mi... "¡No empieces!”, - rápidamente envié una orden a la cabeza. Llegamos al restaurante, pero era más bien un club. No he estado en esos establecimientos durante más de un año, y ver mogollón de gente me asustó. Me paré antes de entrar sin saber qué hacer. O huir, o quedarme. Pero Tim hizo la elección por mí, cogiéndome de la mano, y me arrastró para dentro. Al principio tenía la impresión de que era su club, porque conocía a todo el mundo, saludaba a todos y me presentaba como una amiga. - ¿Por qué me presentas como una amiga? Aún no he decidido si mereces ser mi amigo, - dije, casi gritando por la música alta. - Cuando me vayas a presentar a tus amigos, llámame como tú quieras, y yo ya he decidido, tú eres mi amiga, - contestó Tim molesto. - Bien, pensaré en ello, - dije. Llegamos a la puerta del restaurante con mucha dificultad, parecía, que este club era de moda, porque había mucha gente en la sala. Cuando por fin cerramos la puerta del reservado, el silencio me hizo sentir más cómoda. - Hola, Tim, - le saludó otro amigo, por cierto, uno de los que estaba borracho ayer. - ¡Estás con Valquiria! - ¿Valquiria? - Pregunté sin entender, porque me llamaban así. - Los chicos te llamaron Valquiria por la belleza asesina, - se rio Tim. - Permítanme presentarme, Benjamín, el chef de esta institución y futuro titular de una estrella Michelin, - se presentó su amigo. - Todos vosotros tenéis un sentido de autoestima exagerado, y yo soy una simple estudiante, Anastasia, - me reí. - Esta usted equivocada, Anastasia, usted en absoluto una chica simple, porque nuestro genio informático durante veinticuatro horas habla sin parar solamente sobre usted. ¿Cómo le puse la cabeza en su sitio en dos segundos? - Por cierto, ¿cómo os liberasteis de la policía? - pregunté. - En realidad no hicimos nada grave, sólo nos pusieron una multa a pagar y con deshonra nos echaron del restaurante, - me explicó Tim. - ¿Que va a beber, Anastasia? - Preguntó Benjamín. - Tomaré un agua con gas, y vamos a tratarnos de tú, porque parece que estamos en una película antigua, - le propuse. - Bien, acepto, - dijo el chef y se dirigió a su amigo, - ¿Tú, como siempre? - No, yo también voy a beber agua, - respondió Tim y sonrió, - ¡Tenemos que empezar una vida saludable! Benjamín resultó ser realmente un buen chef y un hombre divertido. Timoteo, como prometió, me contó sobre sí mismo. Su madre era una diva de la ópera, pero murió de cáncer de garganta hacia seis años, cuando Tim tenía dieciocho años y su padre era médico. Después de la muerte de su madre, Tim se fue a Estados Unidos para terminar sus estudios y pasó las prácticas en Silicon Valley. Hace un año volvió con su padre, pero no viven juntos. Con el dinero de la herencia de su madre, abrió un negocio de seguridad virtual, que aún era pequeño, pero tenía mucho potencial. Era muy fácil para mí comunicarme con él, como si nos conociéramos antes y hubiera un hilo entre nosotros. Pero no entendía, ni recordaba de que le conociera, a lo mejor era alguien de mi fantasía del pasado.
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