La cafetería del centro, donde Tatiana me estaba esperando, era el sitio, donde nosotras nos conocimos. De aquella yo andaba con la silla de ruedas y no podía salir a la puerta, porque me tropezaba ente las sillas. Por la impotencia y amargura, estaba lista para llorar. Ahí es donde mi ángel de la guarda, Tatiana, apareció en mi vida. Ella me llevó al centro y empezó a vigilar mis éxitos, a veces con grosería, a veces con elogios y a veces con aliento de esperanza. Luego, mi "coach", por supuesto, se convirtió en mi amiga. La única amiga en ese momento. - ¿Cómo te encontró aquel tipo? - preguntó Tatiana, cuando nos sentamos en la mesa. - Dijo que era el informático más guay de la ciudad, sospecho que se enteró de mí por las r************* , - respondí. Luego le conté todo sobre el club,