Capítulo 9

676 Words
Más tarde, era la madrugada y Gimena estaba durmiendo, hablaba mientras dormida e hizo despertar a Fernando, cuando escucho lo que ella decía no pudo evitar enojarse. –Lucas. –Susurro. –Te amo. El se levanto rápido de la cama y puso sus manos a la cabeza. –Yo sabía que quería a ese cura de mierda, yo sabia. El bajo las escaleras de la casa y se fue sin ser oído por ella. Al otro día, Fabiana después de dar sus clases, entro a la iglesia y vio que el padre no estaba en el confesionario, lo busco en el cuarto, lo vio en la mesa con una botella de alcohol y llorando. –Padre, ¿Qué le pasa? –No puedo más. –Llorando. – ¿Qué le sucede? ¿Por qué dice eso? – ¿Por qué me pasa eso? Yo no quería enamorarme Fabiana y me tuvo que pasar eso. Ella abrió los ojos como platos y agarro la botella. – ¿Qué haces? Dame eso. –Ni loca te voy a dar la botella para que te sigas emborrachando. –Estricta. – ¿De quien te enamoraste? –De Gimena. –Llorando. Fabiana puso su mano en su boca y se acerco más a el para consolarlo. –Eso se me vino a la cabeza ayer pero no pensaba que te enamoraste de ella. –No puedo sacármela de la cabeza Fabi, yo la quiero. – ¿Qué piensas hacer? –No lo se, yo no se si me ama pero ella ya se va dentro de poco, ¿Qué hago? –La verdad no se que decirte pero si la amas, sabes muy bien que tu lugar no es aquí si la amas. – ¿Pero no entiendes? –Alterado. –Yo no tengo ni idea si esta enamorada de mi o no, no lo se. –Esta bien, tienes tiempo para descubrirlo. –Consolándolo. –Cálmate y date una ducha. –El asiente y se levanta para irse al baño. Una semana después, había pasado la audiencia y todo se había solucionado, la chica le quito los cargos y no hubo una pena para la chica por haber mentido, Gimena y el padre caminaron hasta la puerta del juzgado. –Triunfamos. –Dijo ella, sonrieron. –Lo se Gime, muchas gracias por todo. –Le dio la mano e entristeció. – ¿Cuándo te vas? –Capaz que mañana, tengo que abrir mi estudio. –Triste. – ¿No te gusto este pueblo para quedarte? Me gustaría mucho que te quedes. Ella se quedo mirándolo por unos segundos, ¿Acaso quería que se quede? –Claro que me gusto mucho pero no lo se... –Quédate por favor. –La interrumpió. Ella sonrío como una tonta y lo miro a los ojos. – ¿De verdad quiere que me quede? –Le pregunto y el asintió. –Esta bien, entonces tendré que poner un estudio aquí para trabajar porque si no lo hago moriré de hambre. –Bromea. –Gracias. –Tomando su mano. –Gracias a ti. –Con lágrimas en los ojos. El volvió a la iglesia y no podía dejar de estar contento, sabía que estaba mal pero no podía dejar de quererla. –No se va a ir, no me va a dejar solo. –Feliz. – ¿Por qué tan feliz padre? –Dijo Gracia. –Hola Gracia, si estoy feliz, gracias por preguntar. – ¿Ya se aclaro su asunto? –Si, ya esta todo aclarado. –Entonces ella ya se va del pueblo. –El negó con la cabeza. –No para nada, se va a quedar. –Sonríe. – ¿Usted le dijo que se quedara? –El asintió. –Eso esta mal padre, usted no puede pedirle a una mujer eso, no quiero pensar que quiere algo con ella porque usted es un cura y sabe que esta entregado de por vida a Dios. El cambio la cara en escuchar eso, el cerro los ojos y tenia ganas de llorar pero no lo hizo, abrió los ojos y se encontró con la mirada acusadora de Gracia. –Gracia voy a estar muy ocupado, nos vemos después. –Ella se va para dejarlo solo. Lo que le había dicho lo hizo bajar a la tierra y sabía que tenía razón, pero sabía que si la quería podía renunciar a sus votos y estar con ella pero tenía que saber si ella lo quería de la misma forma. Se preparo para entrar al confesionario y espero a que alguien se confesara, vio una persona al otro lado y hablo. –Ave María Purísima. –Sin pecado concebida. –Hablo Gimena y el se dio cuenta de su voz.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD