Estaba tranquilo, no orinó en su casa para reclamarla como su propiedad, no estaba comiendo comida normal para gatos ni dulces y parecía entender todo lo que ella le estaba diciendo y esa no era la parte más rara... A él parecía gustarle las galletas de chocolate oscuro al igual que su antiguo maestro. Era realmente espeluznante lo mucho que se parecían su nuevo gato y John. Su apariencia, su gusto por los dulces, el comportamiento calmado... la hizo maravillarse. Sin darse cuenta, se había retirado de la zona y fue colocada de nuevo en la tierra cuando un maullido agudo sonó desde abajo. Sorprendida, miró hacia arriba y rápidamente apagó la estufa que ya estaba hirviendo. - Simplemente genial- murmuró con un toque de molestia. Su nueva sartén ya estaba arruinada por su culpa. No querie