el señor de azul
tenía 5 años mis padres me habían dejado al cuidado de mis abuelos, eso era perfecto porque ellos me dejaban jugar a todo lo que yo pudiera imaginar
a mi abuelo lo habían llamado de su trabajo así que me quedé sola con mi abuela, yo estaba jugando como siempre en el patio de mi casa, eso me encantaba ya que parecía una selva y desde muy niña me gustaba estar entre la naturaleza
ese día recuerdo mientras jugaba con mis muñecas, mi abuela me dijo
- Nena, voy para la tienda te dejo un rato sola, no te salgas porfavor-
- No aquí me quedo, aquí estoy bien
ella salió y a los pocos minutos comencé a sentir una sensación extraña, como si alguien me estuviera observando.
con el rabillo del ojo me percate de aquel personaje completamente azul cielo no se distinguía rostro ojos o boca pero si se lograban dibujar sutilmente, el paso corriendo y aonque fue rápido logré captar todos los detalles
en ese momento mi abuela llegó yo me levanté para ir a buscar al señor de azul pero ya no estaba es como si en un parpadeo el se hubiese esfumado
-mamá juana- le dije con voz emocionada, - ví a un señor de azul el me estaba cuidando mientras tú no estabas, pero cuando llegaste el se fue y no sé dónde esta-
ella me miró y sonrió con un tono de voz tranquilo me dijo - no te preocupes nena si te estaba cuidando tal vez sea tu ángel guardian-
pasaron los días y ese señor de azul no aparecía hasta una noche
yo por lo regular no enfermaba y si lo hacía no era de gravedad o nunca me encontraba encamada, pero ese día si fue muy fuerte la fiebre durante la noche mientras mis padres estaban durmiendo y yo también, me despertó la misma sensación de aquel día cuando abrí los ojos y voltie hacia donde estaba un sillon, estaba el sentado que aonque no tenía un rostro como el mío yo sabía que me estaba mirando tan azul como la primera vez, yo no tuve miedo más por el contrario el transmitía una sensación de paz de protección su sola presencia daba la calma que yo necesitaba me sentía tranquila con el cuidándome y así transcurrió la noche, con el cuidándome.
al día siguiente me levanté de la cama como si nada sin fiebre o enfermedad alguna y así continúe con el señor de azul a mi cuidado