Rykeer. Salimos de la consulta con la doctora, ambos en completo silencio. Jenna a mi lado va embobada con la fotografía que le sacaron a los tres embriones y yo por mi parte no dejo de oír ese bamboleo de sus corazones. Al cruzar las puertas de salida, inmediatamente ambos nos quedamos mirando pues sabemos que queramos o no, tenemos qué hablar. —¿Prefieres hablar en casa o hablar en un lugar público?—pregunta ella, serena y tranquila. Sus ojos enrojecidos esperan a mi respuesta durante algunos segundos. —Creo que será mejor si hablamos en un lugar privado, ¿no crees? Ella asiente. —Bien, te espero en la casa entonces. —De acuerdo. Cada quien va a su coche. El trayecto que tenemos hasta la casa que compartimos son más de veinte minutos los cuales utilizo para reflexionar.