Capítulo 19
La inminente visita de Eva colgaba sobre la casa como la palidez de humo de un incendio forestal distante. Adam se encerró en un silencio, una pared distante de cortesía, mientras Pippa, que siempre había sido de temperamento calmado y alegre todo el tiempo que había estado aquí, comenzó a fluctuar entre emoción maníaca y episodios de llanto mientras más cerca estaba el viernes. Entre sus cambios de humor, y la forma en que Adam huía lejos como un potro nervioso cada vez que me acercaba a él, fue un alivio cuando llegó su siguiente viaje de negocios programado y me dejó para lidiar con la recogida pre-arreglada del viernes.
El aroma de magdalenas horneadas llenó el aire mientras estaba sentada en la mesa de formica gris y revisaba el antiguo libro que la madre de Adam había u
