Capítulo 17
Pippa rebotó hacia arriba y abajo, una pelota ondulante extática, de coletas trenzadas blanca-rubias mientras le leía un cuento antes de dormir y la metía en la cama. Ella charlaba sin parar, demasiado emocionada como para conciliar el sueño, sin saber que mi estómago se retorcía y amenazaba con expulsar nuestra cena anterior.
—Mami dijo que va a pasar todo el resto del verano conmigo —dijo Pippa—. Y mientras estoy en casa, ¡podemos visitar el abuelo!
—Eso es maravilloso, chiquilla —le revolví el cabello—. ¿Con qué frecuencia sueles ver a tus abuelos?
—Solo una o dos veces al año. La casa del abuelo está justo en la playa.
Traté de actuar feliz, por el bien de Pippa, a pesar de que me sentía como si acabara de ser lanzada de la silla. Justo cuando había empezado a sentir q
