El coche de Adam y la camioneta todavía estaban estacionados en el patio cuando finalmente volví a casa. Me quedé mirando la modesta casa de estilo ranchero amarilla, las masetas vacías en las ventanas, el césped desvanecido, y los canteros cubiertos de maleza con perennes que luchaban para sobrevivir. El año pasado, recientemente, esta casa había sido bien cuidada. Era triste ver al rancho marchitarse. ¿Era por eso que la madre de Adam me visitaba cada noche en mis sueños?
Pippa irrumpió del establo, con los pantalones cortos blancos y camiseta de color verde menta ahora manchados de tierra.
—¡Rosie! ¡Papi me hablaba del caballo que tenia de niño!
Seguí a Pippa a la habitación donde Adam mantenía las herramientas. Trozos de aserrín estaban atascados en su cabello mientras cuidadosament
