—Lamento tu perdida, Gabriella. —Gracias —murmuro mientras mi jefe del servicio de neurocirugía del hospital. El doctor Sullivan. El hombre es atento y hemos congeniado muy bien durante mi corto tiempo en el hospital. Ha sido una mañana muy difícil y agotadora, donde Edén ha sido de apoyo y eso debo agradecerlo. Bueno, Eros también ha estado aquí y ahora mismo no mira con buenos ojos a mi jefe. Sus palabras de más temprano no dejan de darme vueltas en la cabeza. Confía en mí, doc. Mi vida se ha convertido en un lío en menos de cuarenta y ocho. Por un lado, esta Jared, que no termina de convencerme, y del otro está Eros, que es peligroso para mí. El hombre tiene la capacidad de envolverme, es su entorno con solo una mirada y eso no es bueno. Por eso me fui hace dos años. —¿Quieres