Alice estaba agitada, no podía salir de ese lugar, tenía miedo, iba a escapar, pero él tomó su tobillo, estaba indefensa, todas sus esperanzas habían muerto.
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Alice se levantó agitada, miró a su alrededor, no sabía dónde estaba y el dolor de cabeza que tenía era impresionante.
Todas sus dudas se disiparon cuando lo vio.
- Buenos días, bella durmiente o debo decir ¿Buenas tardes? - dijo James acercándole un vaso con zumo y una pastilla.
- Gracias- Alice no sabía cómo preguntarle lo que la inquietaba, estaba semidesnuda en la cama de su jefe y no recordaba nada de la noche anterior, se armó de valor y le preguntó.
- James ¿qué pasó anoche?
James resopló.
- Te embriagaste y cuando te iba a llevar a tu casa no quisiste, así que te traje a la mía, te quite el vestido y te aco
