Tenía tiempo de no dormir tan bien, pero sentía calor, mucho calor. Me empecé a despertar y noté que estaba paralizada, mis piernas no respondían. Abrí los ojos asustada y fue ahí donde me di cuenta que era algo lo que me tenía pegada a la cama. ¡Por Dios! Era Alejandro, me tenía abrazada a su cuerpo, su cabeza se encontraba apoyada en mi pecho y mis manos se encontraban en su espalda y... ¡OH DIOS, ESTABA SIN CAMISA! Sentía como mi respiración comenzaba a acelerarse, baje mi mirada con cuidado y note que él seguía profundamente dormido. Su rostro se encontraba relajado y apoyado sobre la cima de mis senos. Se veía tan tranquilo...pero debía moverlo. —Alejandro—le susurré tratando de moverlo— Alejandro despierta por favor. Era inútil, no se despertaba, empecé a removerlo pero solo log