—Gracias por la ayuda— agradecí de forma sincera. Pasado el enojo inicial, debo reconocer que no hubiera logrado vender el auto por mi cuenta. —Hoy es un día memorable—Exclamo Alejandro de forma exagerada— por primera vez no me llevas la contraria— me dio una sonrisa. —No te acostumbres— negué con la cabeza —No te preocupes Cariño, no lo haré — dijo con ironía— hace una hora hablé con mi mamá, al parecer, está disfrutando con su nieta. —Ella quiere mucho a Mely— Afirme fijando mi vista en la alfombra del vehículo, sintiéndome mal por toda la mentira. —Lo sé— fue únicamente lo que respondió. Al llegar al restaurante nos ubicaron rápidamente en nuestra mesa, claro, siendo Alejandro Benedetti dudo que lo hagan esperar, nos tomaron la orden y nos colocaron la bebida de inmediato. —Aleja