Confesiones

1418 Words
A pesar de sus esfuerzos, después de la escena de la propuesta que presenciaron, los recuerdos de la noche anterior seguían dándole vueltas en la cabeza a Sofia, impidiendo que se concentrara en lo faltante del proyecto. El beso, la forma en que Marcos la había mirado, la intensidad de ese momento, como escapo cobardemente dejándolo a él parado en medio de la pista con una mirada de culpabilidad. Se sentía tan confundid, tan culpable, tan tonta y lo peor es que no sabia exactamente cómo debería sentirse al respecto. —Sofía, ¿estás segura de que estás bien? —preguntó Clara mientras salían de uno de los últimos comedores del día—. Has estado muy callada desde hace unas horas. Sofía suspiró, sabiendo que no podía seguir evadiendo la conversación. —Sí, estoy bien, es solo que...me muero de la vergüenza con marcos, ni siquiera se si podre verlo los ojos. Clara puso los ojos en blanco y luego sonrió, dándole una palmada en el brazo. —Amiga, apenas tienes diecisiete, puedes estar segura que él te entiende. —ppuuf, lo dices como si fuera un anciano, solo me lleva cuatro años, recuerda que pronto cumpliré dieciocho y ya seré mayor de edad. —Créeme amiga, no piensas igual a tus 'dieciocho', que, a tu veintidós, además él tiene mundo, y tu no—enfatizo Clara mientras disfrutaba la mirada de enojo que le lanzaba su amiga. — Marcos te gusta, eso es evidente, y él siente lo mismo por ti. No deberías estar tan nerviosa, creo que estas sobre pensando las cosas, solo déjate llevar y compra preservativos. —¡¡CLARA¡¡—grito Sofia, para luego tapar su boca con ambas manos —¿Estas loca?, como crees que puedo llegar tan lejos?. —Pues la fe mueve montañas, ¿no?, tu eres menos pesada. Sofia puso los ojos en blanco mientras cruzaba los brazos en señal de enojo. —No te burles, si mis padres te escuchan hablar así, seguro te llevas tu reprimenda, hay cosas con las que no se bromea, pero si, la fe mueve montañas— dijo Sofia negando con la cabeza mientras sonreía por las ocurrencias de su amiga. su amiga era como su conciencia más atrevida. Quizás solo estaba siendo demasiado cautelosa, pero lo cierto era que no sabía cómo manejar la situación, le encantaban las historias de amor, pero odiaba el juego de la seducción, se preguntaba porque la gente no podía ser sincera con el otro sin ser considerado alguien fácil y olvidable. Después de unas horas más de trabajo, las chicas decidieron que ya habían reunido suficiente información. El calor del día había sido sofocante, y ambas estaban deseando regresar al hotel para reunirse con los chicos y relajarse un poco antes de preparar la presentación del proyecto. De vuelta, el cielo comenzaba a teñirse de naranja y rosa, prometiendo otro hermoso atardecer sobre el lago. Mientras caminaban en silencio, Sofía no podía evitar sentir un pequeño nudo en el estómago ante la idea de ver a Marcos de nuevo. De regreso en el hotel, decidieron cenar en la habitación de los chicos mientras compartían los datos que habían recopilado para el proyecto. Después de la comida, optaron por relajarse viendo una película. A medida que la trama avanzaba, Clara se dio cuenta de que no era del tipo que le interesaba. "La Bella y la Bestia" , y además era musical, demasiado para poder tolerarlo, le parecía demasiado infantil, algo que encajaba más con Sofía, pensó con una sonrisa. Alejandro, notando su falta de interés, sugirió salir a fumar un rato, y Clara aceptó encantada la idea. Mientras tanto, Sofía y Marcos se quedaron solos, Sofía estaba tan concentrada en la película que apenas notó su ausencia. Mientras Clara y Alejandro salían a tomar un poco de aire fresco, la habitación quedó en silencio, solo interrumpido por la suave melodía de la película, Sofía estaba absorta, completamente inmersa en la historia, con los ojos brillantes y una sonrisa discreta en el rostro, disfrutando de la nostalgia que la película le traía. Marcos, sentado a su lado, la observaba de reojo. No era tanto la película lo que le interesaba, sino las pequeñas reacciones de Sofía: cómo se emocionaba con los momentos clave, cómo sus labios se movían al ritmo de las canciones que probablemente conocía desde niña. Para él, cada gesto era una revelación de la ternura e inocencia que caracterizaba a Sofía. Cuando la película llegó al clímax, con el momento más emotivo entre los protagonistas, Sofía suspiró, completamente conectada con la escena. Marcos, incapaz de resistir, se inclinó ligeramente hacia ella y, en voz baja, preguntó: —¿Siempre te han gustado este tipo de películas? Sofía, distraída por el final de la escena, apenas lo escuchó al principio. Se giró para mirarlo, sus ojos todavía brillando por la emoción del cuento de hadas. —Sí... —respondió suavemente, dándose cuenta de repente de lo cerca que estaba Marcos—. No sé... siempre me han gustado las historias de magia, elfos. —Ahh, así que te gustan los cuentos de hadas— dijo marcos, tratando de provocarla. me dijo Clara que en unas semanas cumplirás dieciocho, tienes pensado hacer algo especial? —No suelo celebrar mis cumpleaños, la verdad es que mis padres tenían tanto trabajo para estas fechas, que cuando cumplí doce recuerdo que les dije que podía celebrarlo en cualquier fecha, así que esperábamos temporada baja, la verdad no me emociona, es como si fuese una fecha mas que me recuerda que me hago más vieja. Marcos soltó una carcajada—Envejecer, si apenas serán dieciocho, para mi madre aun eres una niña. Sofia bajo la cabeza un segundo, no se atrevía a preguntar lo que había pensado. —Aun que en mi opinión— añadió Marcos leyendo su gesto, — eres una muy hermosa mujer, que posiblemente aun no se a dado cuenta que ya creció. Marcos sonrió, con un brillo juguetón en sus ojos, y replicó: —La magia no está solo en las películas, ¿sabes? —dijo cambiando el tema, la ver como el color llenaba las mejillas de Sofia. Marcos pudo notar como Sofia se encogía, haciendo una pequeña joroba en su espalda, bajo la mirada como sintiendo vergüenza o incomodidad. —Sofia, la verdad nunca me atrevo a sacar estas conjeturas, pero debo preguntar, anoche, bueno...¿Fue tu primer beso? Sofia hizo una mueca con los labios, rogando que se la tragase la tierra, apenas notaba que estaban solos, mientras buscaba con la mirada a su amia como refuerzo. —Entiendo, pero debo confesar, que lo haces muy bien. Sofia encogió las rodillas y metió su cabeza allí, tratando de esconder la pequeña sonrisa que se le dibujaba en el rostro. ¿Cómo le digo que quiero que se repita? —¿Estás bien? —preguntó suavemente Marcos, al ver el largo silencio, acercándose un poco más, coloco su palma sobre su cabello y comenzó a acariciarlo. —no te preocupes, no tienes que hablar de eso si no quieres, por ahora, claro si es que quieres que se repita alguna vez. Sofía cerro lo ojos, era la primera vez que un hombre le tocaba la cabeza —que bien se siente—dijo en voz alta en vez de solo pensarlo, Se giró hacia él sobresaltada, pero el estaba otra vez viendo la película, mientras su mano seguía jugando con el cabello de Sofia. Tal ves no me escucho, que bueno. —¿puedo preguntar que piensas de mi? —Creo que eres muy artista, y con talento debo decir, a veces te pierdes en tu propio mundo, pero creo que no hay un artista que no lo haga, lo que no entiendo es porque escogiste esta carrera. —porque me gusta, no crees que es razón suficiente?. —Si puede que te guste, pero es una pena, vi tu cuaderno de bocetos y creo que serias una gran diseñadora. —Gracias—, dijo sintiéndose mas cómoda, a pesar que aun seguían solos, —debo pensar en algo que traiga dinero también, para ayudar a mis padres, y si, aunque me gusta dibujar también disfruto conocer el país y hacer turismo, así que creo que escogí bien la carrera. Marcos la miró fijamente, agradecido por su honestidad, amaba la sinceridad y ternura que emanaba de ella, pero lo que mas amaba era la forma en que lo miraba.
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