Salieron del templo convencidos que había remediado el problema de las fuentes de agua envenenadas sacrificando a uno de sus compañeros más fieles a la causa, sin embargo, pasaron varios días y la situación en lugar de mejorar, empeoraba, cada vez había más enfermos y comenzaba a morir la gente
Bernadette, Arnaldo Coello Villamizar el alguacil y Jefe de policía Maximiliano Pérez se reúnen para discutir lo sucedido
--Nos volvimos a equivocar … el sacrificio de Leonardo Andrade no corrigió nada, todo se empeoró… nos dejamos convencer por el desgraciado de Rogelio, que solo quería callar a Leonardo – dice Bernadette
--Estoy de acuerdo contigo… El mismo Leonardo nos lo dijo en sus últimas palabras, que ciego estábamos y ahora que haremos – responde Arnaldo
--Tenemos que bajar a Rogelio de
