Owlrange

Capítulo XV

-Oye, Mimi, lamento haber interrumpido tu jornada, bueno, en realidad la de todos ustedes- Comentó Sean apenado mientras nos dirigíamos a la salida de la empresa. -Realmente mi plan era esperarte toda la tarde en la recepción ¡esa si hubiese sido una sorpresa!- Comentó.

-No es cómo esperar tanto tiempo, Sean-. Contesté mientras negaba con mi cabeza. -Creo que lo ideal hubiese sido esperar en la recepción y enviarme un mensaje comentándome lo que dijiste en la oficina-.

-Tienes razón- comentó un poco apenado. -Qué buen amigo debo de ser para esperar toda una tarde para darte una sorpresa- Sonrió.

-Qué buen amigo debes de ser para pensar en darme tal sorpresa-. Afirmé mientras devolvía la sonrisa.

Salimos del edificio. A diferencia de la última vez, el cielo estaba muy azul y no había ni una nube en él. Eso sí, hacía mucho calor.

-Esta es una de las pocas veces que me alegra que vayamos a tu departamento en metro, ya quiero llegar y refrescarme con el aire acondicionado del tren-. Afirmó Sean mientras usaba su mano como abanico.

-Sabes, la última vez que salí de la empresa había mucha lluvia y me empapé por completo-.

-¿Lo dices en serio?-. Preguntó, en su expresión se reflejaba lo preocupado que se encontraba. -¿No llevabas paraguas?

-Sí, pero la lluvia fue más fuerte- solté una risita. -Sólo ese día el aire acondicionado del tren no ha sido grato-. Contesté. Sin dudas no fue una experiencia cómoda.

-Pudiste haberte enfermado, Mimi. Debes tener cuidado ¿sí?- Pidió el muchacho.

Asentí y sonreí. Agradezco mucho que se preocupe por mí, trataré de no darle otro susto como ese -aunque a mí me asustó que él haya dicho lo de haber sido despedido-.

La estación no se encuentra muy lejos del trabajo, así que llegamos a ella luego de unos cinco minutos de caminata. Para ingresar al andén se deben bajar tres pisos -por suerte hay escaleras eléctricas, porque mi condición física actual es terrible-.

Al entrar al andén, nos dimos cuenta de que recientemente el tren se había ido de la estación, así que debíamos esperar unos diez minutos. Por suerte no estábamos apurados.

-Me alegra mucho que aquí haga menos calor que afuera, en serio-. Comentó el muchacho, el calor es algo que lo agobia muchísimo, así que ahora mismo debe sentirse bastante aliviado.

-Te entiendo, también me siento mejor- Afirmé.

Él se encontraba muy pensativo, no era usual que no hablara tanto -aunque también puede que el calor tenga algo que ver- así que decidí romper el silencio.

-¿Por qué viniste hoy?-.

-Te dije que podría venir unos días antes- respondió. No me gusta que actúe de forma misteriosa así que no pude ofrecerle mi mejor cara, de vez en cuando suele hacerlo de forma de juego, pero esta vez puede que sea porque no quiera pensar acerca del viaje que tuvo. Sin embargo, tomó aire y respondió -Sucede que Aiden decidió darme el resto de días libres hasta que vuelva-.

-Me parece genial- asentí mientras le daba una sonrisa.

-Sabes, me dijo que "decidió ser considerado" y para que "disfrute más de mis pequeñas vacaciones" decidió enviarme devuelta a esta ciudad de madrugada. Tomé ese momento en el auto para comenzar a redactar los documentos restantes, por eso los envié a esa hora- Comentó antes de dar un gran bostezo. Creo que el cansancio es el motivo por el que no quiere hablar mucho.

-Aprecio mucho tu esfuerzo-. Creo que es necesario que todos escuchemos esta frase, y más cuando nos sentimos mental y físicamente agotados, todos necesitamos sentir que nuestros esfuerzos valen la pena.

Y Sean es consciente de ello, ya que su expresión de cansancio cambió inmediatamente a alivio.

-"Gracias, Mimi"-.

Siempre suelo decirle que no se sobre esfuerce, pero al fin y al cabo es una persona adicta al trabajo. Aprecio mucho su esfuerzo en el trabajo, pero a veces se esfuerza tanto que no tiene tiempo para sí mismo. A veces cuando pienso estas cosas, reflexiono: ¿me estaré reflejando sobre él? ya que a mí tampoco me suele quedar mucho tiempo para mí misma luego del trabajo. Quizá las palabras que suelo dedicarle también debería dedicarlas a mí misma.