Por primera vez en mi vida, no me alegro de ver a Alejandro. La sangre corría por mis venas furiosamente, de él tener la audacia de venir aquí. —¿Qué haces aquí?— siseé, apartando la mano de su agarre. Lo último que quiero ahora es que me toque la piel, y normalmente quiero que me toque todo el puto tiempo. Así de enfadada estoy ahora mismo. Respira hondo y aprieta la mandíbula, no contento con mi reacción. —Te envié un mensaje, no respondiste y me preocupé—, respondió entre dientes apretados. —Pero ya veo que estás demasiado ocupado para responderme—, me respondió en un tono bajo y frío, mirando a Stephen, literalmente apuñalándolo con los ojos. Stephen parecía aterrorizado, manteniendo la mirada en Alejandro, sin moverse. ¿Por qué todo el mundo le tiene miedo? Bueno sí, su aparien
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