La mano de Maika apretó la mía y volteé a ver su cara. Maika tiene su mandíbula a punto de romperse y debo aplaudir que no abrió la boca. Joa solo la está probando y ha funcionado. El sitio es enorme y no hay nadie en el escritorio de oro. El hombre cerró la puerta al vernos adentro y el ruido te hace girar a ver si se rompieron las majestuosas puertas. Vaya que son ruidosas o el hombre tiene su fuerza oculta. El Gigante se ve más grande que ese hombre de oro. La otra mano de Maika guio a mi estómago y levanté una ceja por su toque. Ella la quitó haciéndose la valiente y zafó su mano de la mía. Al tener mis dos manos libres me encaminé a evaluar la oficina. Tenemos un espacio enorme con solo un escritorio y tres sillones de oro. Hay un sillón que debe ser del dueño y es del siglo 14. Demon