Lioña Los pies arrastro, el cansancio me pide cama y voy por el pasillo hacia mi habitación. Prefiero la casa de Joa, la he aprendido a ver como un hogar. En cambio, en la mansión del imperio Nóvikova siempre hay mucho movimiento. La tranquilidad que me otorga la casa de Joa no la tiene esta gigantesca mansión. No se compara, podrá ser lujosa y extravagante, pero no es cálida. El celular suena y resoplo por la llamada. Es medianoche y no tengo mujer. Obligado, ha surgido algo en el imperio y como encargado debo responder. Saco el aparato que va a acabar con mi plan de dormir. El nombre del Idiota en la pantalla me sorprende. Se supone que ande ocupado con su chica fiera y no jodiendo mi descanso. —Te dimos el espacio que pediste, ahora quiero dormir. —No hay saludo, es tarde para formal