Mikhail Entrar por el camino hacia la casa de Kira es como entrar a un sitio abandonado. El sendero se pierde por la vegetación que se erguía haciendo un túnel natural. Al final hay una dacha, bastante abandonada y la patrulla de Kira nos recibe. Sin embargo, por su chillido puedo detectar el miedo ante el hombre que se apoya del vehículo. Mis manos hacen fuerza en el volante odiando el simple hecho de que ella le tema a su pariente y las palabras de Andrei se apoderan de mi jodida cabeza. Empeorando mi lado maníaco y aumentando las ganas de arrancar con mis propias manos la cabeza de ese hijo de puta. —Piérdete —murmura acabando con el puto silencio. Desde que salimos de la mansión no movió la lengua y de maldad no encendí la radio para obligarla a hablar. No funcionó. Entiendo que es