Al terminar la reunión en la terraza nos dimos un tiempo para descansar. Por eso no estamos completos en la sala. Los demás se habían retirado a sus habitaciones y mis planes eran ir a la mía, pero no fue posible. No obstante, Kira se enfrascó en el problema con el tío. Ella teme que lastime a su hermano. Llamó al trabajo y se excusó por enfermedad. Dima le conseguirá un permiso médico para que le otorguen días, preferiblemente una semana. Kira estaba a mi lado desahogándose. En un instante hablaba y de pronto el silencio nos arropó. Al verla tenía la cabeza caída y estiré la mano para que no se lastimara, ese contacto la hizo acurrucarse en mi pecho. La vi tan en paz y cómoda que no quise despertarla. Por lo menos se pudo desahogar. La escuché hasta que el sueño nos atacó a ambos. El agot