—Mi tío fue a escudarse con Kesar —su voz es apenas audible y su cara se torna lívida.
Las manos iban directo a rascarse y de un salto me incorporo. La detengo de lastimarse y Mikhail se ubica a su espalda.
—Kira, te protegeré. —Mi mano va a su nuca y la atraigo a mi pecho.
—Mi hermano, él lo usará para atraparme. —Kira sale de mi pecho y sus ojos de cordero me ruegan que lo salve.
La sostengo por sus mejillas sin hacerle caso a la mirada intimidante que nos da Mikhail.
—No puedes ir por ningún motivo al cuartel. —Debo poner claro ese punto.
—Tengo que llevar el certificado —comenta Kira.
—Es una trampa. —El miedo sale a raudales de sus poros—. Tu tío te vendió a Kesar. —Kira se altera, sus orificios de la nariz aletean y su respiración es trabajosa—. El plan es que una vez pises el
